EDUARDO MAZARIEGOS

LA MAGIA DE LA PIEDRA

Eduardo Mazariegos, artista soriano, anda metido de lleno, como escultor que es, en la magia de la piedra y de la madera. ¡Ahí es nada, hacer de la masa una idea! sacar de la cantera un azor, crear desde la raíz de un pino un transeúnte (o el caminante de Machado), que no va de paso sino que se nos queda y se nos mete en la inteligencia y en la sensibilidad. Eduardo Mazariegos, con su cincel, nos sosiega y nos provoca; nos sosiega, porque la mente descansa cuando contemplamos su obra, nos provoca porque con su arte vamos más allá y más acá de la piedra. El cincel de Mazariegos es voz poderosa que engendra y regenera; es síntesis del espacio; nos impresiona, nos detiene, nos golpea la imaginación, que se abre en un inmenso abanico de modelaciones, de curvas, de pliegues y de repliegues. Con su escultura, llámese postmoderna o neorromántica, entramos en un juego, en un sueño, en una paradoja; vamos, venimos, nos paramos, pensamos de la mano de la piedra llena de alma y de vida. Sabe captar Eduardo "la palabra" de la piedra, el verbo en voz activa de la imaginación de cada frase y de cada trayectoria de miles de ideas. Es magia, es aventura, es riesgo; es ir y venir para quedarse, se ha metido a filósofo, a traductor de fantasías que andan sueltas por ahí y que él ha sabido atarlas y plasmarlas en piedra encontrada en los caminos de cada día. Aquí escultura = sentimiento, pensamiento, vitalidad, fuerza, sueño y ensueño.

© Juan José García Valenciano
(publicado en ABC de las artes)

EL ALMA DE MAZARIEGOS

No todo el mundo conoce un gran bosque, poblado por incontables clases de plantas y árboles, con sus flores y sus respectivas ardillas, pájaros y hormigas, además del río permanente y los minerales mágicos. De un lugar así procede el alma de Eduardo Mazariegos.
No todo el mundo es capaz de levantar su castillo en una estación de tren. Anidar en un pantano y sustraer del tiempo dorado de agosto el oro para el invierno. El oro nebular, traído de la infancia, con el que Mazariegos construye pieza a pieza, un mundo regido por leyes que solo le admiten a él, y que sólo sus manos efectúan. Tal vez, aquél oro que buscaba A. Breton.
Trabajando en Cidones, en el taller que contiene un bosque, Mazariegos es un lúcido reproductor de lo innombrable, traductor de la intuición. Buscador de una clase de perfección que obedece más a ésta inquietud de lo inconsciente que a un rigor externo: Porque todo incosciente es poético.
Tiempo atrás, viviendo en la calle San Lorenzo de Madrid, años en los que trabajaba en la facultad de Bellas Artes, conoció Eduardo a aquella mujer que portaba un casco y la esculpió en piedra de Calatorao, talló su bailarina de olivo, la chica del adió, Cristos multiformes, policromía a la manera más antigua, cubos de ancestrales resonancias, aquél libro de óleos y formas únicas.
Algún galerista temió no entender su obra por la sola razón de la dignidad con que se exponía en la casa de la calle San Lorenzo, en la cocina o sobre la cama y repartida por toda la estancia, siempre llena de luz, presentando la multiplicidad de un trabajo constantemente vivo.
A esta época pertenecen los lienzos que interpretan Madrid en un ambiente casi cubista y de un colorido radical.
La obra de Mazariegos manifiesta un viaje persistente a aquella instancia donde el mundo aparece como pura representación. Y él vive su tiempo desde la veraz creencia de haber nacido para jugar; en la medida de su honradez para con el arte, su obra surge por ello espontánea y total.
Esta condición de lo lúdico es esencial: se trata - y en esta meditación constante trabaja - de hallar el modo por lo que lo lúdico, la creación - en todo caso siempre un juego más productivo cuanto más inocente - produzca un principio que conecte su obra con lo esencial de su persona y amplie así el ámbito de su conocimiento. Esto se efectúa a través de la expresión de la imagen, hablante ¿en qué otro lenguaje, indescriptible según los códigos del lenguaje común?. El sentido inteligente frente al sueño de lo real.
Establecido actualmente en Soria, inventa vírgenes gigantescas, águilas en piedra de berrún, de ascendencia románica, traídas como de un naufragio, a la búsqueda siempre de un equilibrio firme como el de una danza, mensaje de su interior - tan rico-.

© Camen Argos
(publicado en ABC de las artes)

Eduardo Mazariegos, nació en Soria en 1952.

Exposiciones:

1974. Colectiva Salón de Otoño Palacio de Cristal de Madrid. 1976. Gran Premio de Escultura del Círculo de Bellas Artes Sala Goya, Madrid. 1977. Premio Francisco Alcántara Círculo de Bellas Artes, Madrid. 1979. Bienal del Deporte en las Bellas Artes Palacio de Cristal, Madrid. 1981. Premio Numancia, Soria. 25 Aniversario de T.V.E. Prado del Rey, Madrid. Fiestas de San Isidro Junta Municipal de Chamberí Casa de Ávila, Madrid. 1982. Exposición Caprichosa Galería Juan Mordó, Madrid. 1983. Fundación del Banco Exterior de España, Madrid. 1984. XLV Salón Nacional de Artes Plásticas, Valdepeñas (Ciudad Real). Reapertura de la sala Santa Catalina del Ateneo Artístico Científico y Literario, Madrid. 1985. V Salón Nacional de Artes Plásticas, Alcobendas, Madrid. Brooks Films. Impala S.A., Solar Babies (Atrezzos Escultóricos). 1986. Casa de Cultura, Soria. Exposición de Esculturas en la reapertura del Gobierno Civial, Soria. 1988. Madrid en Vanguardia Sala de Exposiciones del Ateneo Artístico Científico y Literario, Madrid. 1989. Exposición de Esculturas Iglesia de la Soledad, Calatañazor (Soria). 1990. Muralla Bizantina, Cartagena (Murcia). Madrid en Vanguardia Galería Arco Romano de Medinaceli (Soria). 1991. INFINORSA (Sociedad Financiera), Madrid. 1992. Expo-Piedra, Sevilla. 1993 Inauguración de la Sala de Exposiciones y Jazz, Entremientras, León. Palacio Internacional de Exposiciones Expo-Piedra, Sevilla. Galería Arco Romano de Medinaceli. 1ª Exposición individual en el Palacio de los Castejones, Ágreda (Soria). Galería Bárez, Soria. 1994. Inauguración Casa Rural Casa del Cura, Herreros (Soria). Unión Europea Paseo de la Castellana, Madrid. 1995. Galería S.I.F., Majadahonda (Madrid). 1996. Iglesia de San Juan de Rabanera, Soria. 1997. Homenaje a Viriato (casa indiana recuperada), Cidones (Soria). 1999. Pintura (Juan Giralt, Rómulo Macció, Joaquín Pacheco y Javier Pagola) y Escultura (Eduardo Mazariegos) Galería Arco Romano de Medinaceli (Soria). 2002. XXV Aniversario Galería Arco Romano de Medinaceli (Soria).

También ha realizado exposiciones en Suiza, Panamá, Inglaterra, Nueva York...

© ArcoRomano.com