EL   PUEBLO  MONTANA

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Había una vez un pueblo llamado Montana y allí había un rey que era muy rico pero a él le daba mucha pena que los demás se quedaran con nada y un día decidió darles un poco de sus riquezas y todos se pusieron muy contentos solo le faltaba 1 semana para su cumpleaños todos le hicieron una fiesta pusieron 981 flores y  61 tartas 99 sillas 900 galletas 999  bocadillos y por último una limusina. Lo encargaron todo con las riquezas ¡ssssssssssssssssssss!  Ya  viene sorpresa. ¡Hola, qué sorpresa! Esto es genial 981 flores, 61 tartas, 99 sillas, 900 galletas,  999 bocadillos. Anda, ¿de dónde habéis sacado esta piscina? Toma, Rey, 1000 regalos. ¡Gracias, qué guay!

 

Y ¿con qué habéis comprado esto? Mejor que no te lo diga  que os doy a cambio  que hagan 50 pisos, un hospital, y un colegio y que todo esté al 57% vale ¡BIEN HURRA! Además os voy a dar a cada uno 212 euros, bueno pues de ese modo podremos alimentar a nuestros animales. Así nos darán comida y luego más adelante el dinero que nos sobre para comprar algo y cosechar.

 

Muy buena idea y podemos guardar un poco de dinero para en invierno tapar a nuestros animales y que no cojan frío y así podrán tener crías y podremos tener nosotros más comida. Y podemos plantar un huerto.

 

- Pero, oye, no tendremos tanto dinero que el dinero no crece en los árboles

 

- Bueno, como aquí en este pueblo somos 136 personas pues tendremos mucho dinero. Bueno ya está oscureciendo tendremos que irnos todos a casa -. Se oían truenos desde muy lejos, ¿no ves? Para estas ocasiones sirven las mantas. – los pobres cerditos se estarán mojando-

- Bueno, aún nos queda un buen paseo. ¿Alguien tiene un buen paraguas? Venga, a las de tres, salimos. Una, dos y tres, ya todos, corred, que si no nos mojaremos.

- Oye, oye, oye, parad. ¿Y la limusina? Se ha quedado sin gasolina. Es que si quieres ir sin gasolina tenemos que ir a Madrid y tardamos seis horas.

- Oye, que nos quedamos aquí cascando y nos estamos mojando. Ahí va si ya no me acordaba que ya no teníamos colegio. Jo yo no tengo la comida hecha  y tardo una hora. Bueno y otra vez cascando pero que es esto un zoo de hablar o  que vámonos a casa. Corred mas deprisa haced un poco de ejercicio vamos. Uy se me han olvidado los patines. Toma corre ahora cae granizada. No se pero  vamos a intentarlo por si sale.

 

Pero al final cantaron y no salió el sol sino, el arcoíris.

 

- Mira rojo, azul, amarillo, morado.  Anda un papel. Es un mapa. Ir a Montana, dar 10  pasos a la izquierda  ahora  ir al puente del endemoniado.  Y ¿dónde es eso? Yo se donde. Ahí esta mi casa vámonos es muy bonito. Vamos ala es muy bonito y ahora  vamos al mar Conga  y coger una barca y  estaremos allí.

 

Pasamos por una casa y parecía la nuestra. Entramos y ¡haaaa!   Esa casa estaba encantada

Y cuando queríamos salir la puerta estaba cerrada.

Cuando nos fuimos a  la cama había un sonido haaaaaa como el chiste del fantasma de los ojos verdes.

Decía el fantasma

-  Soy el fantasma de los ojos verdes.

- Y se paso así hasta las 5 de la mañana .

 

A esa hora la puerta estaba abierta.

Cuando salimos había un camino de muchos colores y nos llevó hasta otra casa. No era la de ella era otra pero ponía que si querían entrar  que entrar. Su marido se había quedado viudo.

En el salón había un sofá. En ese sofá había una olla. Se metieron dentro de la olla y se encontraron con un mundo de amor, alegría y fantasía, casas de corazones, las farolas de regaliz y si este cuento te ha gustado lo siento mucho pero se ha acabado.

fin

© Yolanda Marin Escribano

 

 LA GATA MAS BUENA DEL MUNDO

 

                 

 

Yo lo que recuerdo es que cuando trajeron a mi gata era muy,  muy  pequeñita. Hacia muchas travesuras pero con el paso del tiempo ha ido cambiando.

Nos situamos ahora el 1 de marzo de 2008  a las 3 menos cuarto y Bigotitos claro mi gatita tan zampona como otra cualquiera.

Aunque no esta nada de gorda come mucho pero ella  sigue teniendo una dieta equilibrada.

Lo único malo es que cuando vamos al veterinario siempre llora.

Una vez nos mando una crema porque la pobre Bigotitos de tanto lamerse se hizo una herida en la pata.

Yo quiero un montón a los animales pero luego cuando estoy comiendo.

Me da pena comerme la carne.

 Además estábamos en un restaurante caro y te susurran tus padres.

-Hija mía o te comes la carne o te quedas todo el fin de semana sin ver la tele.

Y tu como siempre.

-pero mama.

-Nada de peros  jovencita.

Bigotitos cuando hace bueno se sube al ordenador por que da frente a la ventana y ella tiene una rareza que siempre mira hacia las nubes.

Aun tiene cosas de cuando era pequeña.

En ocasiones se me escapa y sube hasta el piso número 4, y yo a cogerla.

Ahora ya se como subir mas rápido, por el ascensor.

No como antes que tenia que subir entre peldaño y peldaño.

Y luego con mi hermano yo defendiéndole a la Bigotitos y mi hermano pegando.

 

Cuando planchamos dejamos la ropa en la silla y ella se pone encima. Cuando movemos la cama Bigotitos se mete en el hueco que hay entre la cama y la pared.

Y cuando estamos dormidos ella se sube a la cama y se duerme.

Tengo un espejo y cuando Bigotitos pasa por el espejo siempre se mira se queda parada y se va.

Un día dejamos pescado en la cocina y la  Bigotitos  como ya os decía de lo tragona  que es se comió el pescado. Y cuando le vimos ella:

¡Miau, miau, miau!

Cuando abrimos los armarios y los dejamos mucho tiempo abiertos hay que tener cuidado porque si no se mete en el armario y si no nos damos cuenta se nos queda en el armario

fin

© Yolanda Marin Escribano