LA SORIA MAGICA Y LEGENDARIALa Fiesta de las Móndidas en San Pedro Manrique

 

Muy de mañana, el día de San Juan la plaza Mayor de San Pedro Manrique, donde se encuentra la Casa Consistorial, empieza a poblarse de valientes vespertinos que acuden, poco a poco, a presenciar la continuación de la Sanjuanada. Más tarde, sobre las frías piedras de las calles comienzan a resonar ecos lejanos de cascos equinos. De pronto, al revolver una esquina, aparece majestuosamente el primer caballero a lomos de su corcel. Va ataviado a la antigua usanza dieciochesca y se toca con un negro bicornio. Es el primer concejal que acude a la mágica cita. Pronto irán acudiendo los demás y la plaza se irá caldeando con el vaho que emiten los jumentos por sus fosas nasales.

Hace frío, de la cercana sierra baja un "gris" que a más de uno deja tiritando. algunos mozos previsores hacen correr entre el escaso público sendas botellas de anís con el que matar el gusanillo mañanero y hacer entrar en calor el aterido esqueleto. Otros aprontan galletas y pastas que se reparten solidariamente. Similar menú se sirve la madrugada del agés en la capital, cuando más de uno acude a recoger la tajada portando aún otra de distinto calibre en el cuerpo. Son noches sonámbulas, de poco dormir.

El alcalde se hace esperar pero al fin se oye en la lejanía el "clipiti-clop" de su montura. En breve se organiza la cabalgata que habrá de recorrer las calles soñolientas del pueblo. A su paso se abre, de cuando en cuando, algún ventanuco y caras legañosas miran y sonríen complacidas. Es toda la ciudad la que va entrando en movimiento. En los bares estables y en los de ocasión, las puertas se van abriendo y las cafeteras comienzan a emitir bufidos de vapor, molestas por el madrugón.

Móndidas de San Pedro ManriqueMientras, en las casas de las tres Móndidas reina una febril actividad. Es un femenil barullo que no admite la presencia de mozos ni hombres. La Móndida, su camarera, las parientes más próximas y algunas sampedranas de edad se afanan ultimando los detalles. Sobre una mesa está ya puesto el cestaño o canastillo en cuyo interior se depositan dos roscos y, dentro de ellos, tres panecillos alargados. También se colocarán unas piedras que le darán estabilidad, si bien harán subir su peso hasta los 15 kilos. Los suficientes para dar más de un dolor de cabeza a las Móndidas que, más finas que las de antaño, ya no están acostumbradas a llevar pesos sobre la cabeza.

Cada Móndida vestirá su traje blanco de pies a cabeza, aunque luego estropeará el níveo efecto poniéndose un mantón escasamente tradicional, que fuera introducido en la fiesta por ocurrencia de un indiano ricachón. Bien es verdad, por otra parte, que en las primeras horas de la mañana de San Juan se debe agradecer su cálido tacto.

En esto, los caballeros están simulando expulsar de la villa a judíos y forasteros. Parten entonces los ediles transmutados en bélicos jinetes y recorren los campos circundantes. Es durante este periplo cuando consumen unos roscos especialmente elaborados en todo San Pedro la mañana de San Juan. Vuelven luego junto a la ermita del Humilladero pues es allí adonde habrán llegado las Móndidas y donde van a recibirlos.

Una vez juntos ediles y Móndidas, asisten a una violenta cabalgata que ha de celebrarse montando los caballos a pelo, sin montura alguna, a lo largo de la dilatada avenida que va desde la ermita a la entrada del pueblo. Los vencedores serán premiados con roscas idénticas a las que llevan las Móndidas dentro de sus cestaños. Antaño se les entregaban éstas mismas, pero ahora las Móndidas gustan de conservarlas como recuerdo y entregan otras similares a los caballistas.

Es entonces cuando las Móndidas recitan unos poemas o cuartetas compuestas por algún amigo o conocido a veces, y otras por algún poetastro de la capital. Suelen tratar del tributo de las 100 doncellas entregado a la morisma durante el reinado del rey astur Mauregato. Aquí os ofrecemos unos fragmentos, son transcripciones de labios de ancianas sampedranas dotadas de prodigiosa memoria, aunque es difícil precisar una cronología clara:

 

Esta tradición duró
hasta que el rey don Ramiro
puso fin a este tributo.
"No pago esto
pa que maten los brutos".

Gracias, ya llegó el momento
de poder quedar tranquila
pidiendo que me perdonen
por mi falta cometida.
si al principio rehusé
ser Móndida en este día
fue porque no me creía
que capaz sería yo.

Pero al momento pensé
que esto era una obligación
y como soy sanpedrana
pero así, de corazón,
no consiento que por mí
se quitase la función.

Voy haciendo poco a poco
aquello que se me alcanza
pidiendo que me perdonen
si cometo alguna falta
la tradición conservar
digo, aunque mal versifique
y esto recuerda la acción
de aquel valiente Manrique.

Hoy debía de existir
un general como aquél
para castigar al moro
y terminar de una vez
ya sólo hacen que engañarnos
todas las batallas ganan
aquello nunca termina
y el personal nos lo matan.

 

Por más que nuestro pueblo hoy
debe estar de enhorabuena
pues para nuestros paisanos
no se conoce la guerra
esto nos da a demostrar
el que son buenos guerreros
y cómo no lo han de ser
sabiendo que descendemos
de una madre que murió
arrojándose a los fuegos
consintiendo ella morir
antes de entregar a su pueblo;
esa madre fue Numancia,
su historia bien la sabemos
y que de aquellos valientes
aún se conservan los restos
quien estampó su valor
en la historia de la patria
y en los ámbitos del mundo
resuena siempre Numancia
por eso como herederos
de aquella madre
y hermanos,
debe resonar siempre
en nombre de Sanpedranos
aun diría mucho más
pero por no molestaros
terminaré saludando
primero al señor alcalde.

A ese digno ayuntamiento
e ilustres autoridades
salud a los forasteros,
y también a los paisanos,
y para terminar digo,
¡Que vivan los Sanpedranos!

Móndida de SarnagoSoria fue asturiana en aquellos tiempos y en Yanguas, a un paso de San Pedro, están enterrados dos reyes de Asturias, Fruela y Aurelio, que hubieron de acudir a defender la frontera de sus reinos y murieron en el empeño.

No obstante, su contemporáneo Mauregato no se distinguió por su proezas bélicas, sino que pasó a la historia como monarca transegidor y calzonazos que consentía con el bochornoso tributo. La moda de las cuartetas es bien reciente y no tiene ningún secreto. Fueron introducidas por un secretario del pueblo, de origen riojano, no hará mucho más del siglo. Ahora bien, esto no quiere decir que la creencia popular en el rey Mauregato y su tributo sea tan reciente ni tan espúrea.

No podemos olvidar mencionar las Móndidas de Sarnago, que salen por San Juan y las de Taniñe y quizá otras ya desaparecidas. Si añadimos los dos rituales de Las Doncellas de Santo Domingo de la Calzada y las de Sorzano, nos encontramos con una nutrida nómina de muchachitas puberales que el día de San Juan, o en fechas cercanas, dan en vestirse de blanco y en pasearse con complicados adornos florales en sus cabezas. ¿No serán las partes alícuotas que cada una de estas poblaciones, y otras muchas de las que ya nada se recuerda, entregaban para completar el tributo de las 100 doncellas?.

Esto vendría a dar verosimilitud histórica a la leyenda del rey Mauregato. En esta región montañosa que hoy se divide entre Logroño y Soria, pero que antaño era casi toda soriana, existió un substrato cultural común.

Es clarísima la vinculación cultural y emocional de las Tierras Altas de Soria-La Rioja. No sólo en las fiestas populares; la Mesta era, sobre todo, Camerana, y en esa medida, riojana (pero no por ello menos soriana, ¿acaso no existió La Rioja soriana, de que hablara Nicolás Rabal?.

El Solar de Tejada, cuyos orígenes míticos enlazan también con la batalla de Clavijo, desarrollaba su historia a caballo de estas tierras montuosas, sin pararse en fronteras, sujetas, por desgracia, a caprichos políticos y coyunturales. Como la actual división autonómica que nos aparta de nuestros milenarios contactos con La Rioja, Navarra y Aragón.

Las Doncellas de Santo Domingo de la Calzada y Sorzano

ClavijoEs bien curioso que ninguno de los eruditos que hasta ahora se han ocupado de las Móndidas las haya relacionado con sus "hermanas" riojanas, por otra parte, tan cercanas.

Una posible razón de esta ignorancia puede venir de lo anteriormente dicho, de pensar que si el origen de las cuartetas era tan reciente, otro tanto debía pensarse del mito de las 100 doncellas y era superfluo continuar cualquier averiguación en ese sentido.

Por mi parte, he partido de la creencia de que las Tierras Altas de Soria tienen mucho que ver geográfica e históricamente con Euzkadi y La Rioja. Mucho más, por ejemplo, que con Castilla. He buscado allí, por tanto, posibles paralelismos e influencias. Y los he encontrado.

Las doncellas riojanas que vamos a estudiar están fuertemente relacionadas con la batalla del Monte Laturce, supuestamente celebrada junto al Castillo de Clavijo. Se creyó en el pasado que esta batalla era ahistórica y que la intervención del apóstol Santiago no era lo único mítico en ella. Pero, más recientemente, se da por hecho que tuvo lugar una batalla en Monte Laturce si bien es cierto que no en la fecha que siempre se ha creído, sino unos 50 años después.

Mas el paralelismo entre las Móndidas y sus parientes de Sorzano y Santo Domingo de la Calzada no se limita a esta común advocación a la leyenda de Clavijo y el rey Mauregato sino que enlaza de un modo mucho más claro a través de la indumentaria.

En Santo Domingo de la Calzada salen las doncellas el 25 de abril llevando el pan del Santo. El 1 de Mayo la cofradía del Santo reparte entre el vecindario un bollo de pan sin levadura. Este mismo día bendice los ramos y la leña y hay una comida de hermandad. También tiene lugar la procesión de las prioras: nueve mujeres más una panadera que realizan una marcha con hábitos negros y unos cestaños idénticos a los que llevarán al día siguiente las doncellas.

La procesión de las doncellas es en recuerdo de la liberación del tributo que pagaba el rey Mauregato. Van ataviadas de blanco y llevan sobre sus cabezas un cestaño. No sólo lo llevan sino que le llaman así, del mismo nombre que en San Pedro. Este contiene un mollete de pan.

Recorren las calles presididas por la doncella Mayor, marchan llevando el pendón de la cofradía, cierran el cortejo dos mulas muy adornadas y un carro arrastrado por dos bueyes que recuerdan a toros que el santo amansó prodigiosamente.

Finalizado el desfile, acuden a casa del Santo, dejan sus cestaños en la puerta y son recibidas por el prior de la cofradía. Se les ofrece entonces una comida que preside la doncella Mayor y a la que sólo pueden asistir ellas.

SorzanoEn Sorzano ya no vemos los cestaños aunque algunas doncellas llevan tocas blancas. Lucen ramas adornadas con blancas flores y cintas del mismo color. Todas visten albas cestiduras.

Obsérvese que el propio nombre de Sorzano es similar a los topónimos Sora-Soria. Además los paralelismos son muchos, lo que por fuerza da crédito a un origen común, quizá medieval y relacionado de un modo u otro con la batalla de Clavijo. Es muy clara la similitud entre los cestaños que llevan en la cabeza las doncellas de Santo Domingo y San Pedro Manrique. Los cestaños riojanos perdieron sin duda en algún avatar histórico los arbujuelos, que actualmente sólo figuran como atrofiadas ramitas, remedo de aquellos. Son florecidos esquejes que rodean el cestaño y ya no sobresalen de él. También el contenido de los cestaños riojanos es similar, llevan un panete en su interior, remedo de las tortas y roscos sampedranos.

Respecto a los ropajes tenemos que en Logroño se ha respetado, paradójicamente, el carácter de pureza y blancura más que en Soria. Mas aparte de esto, los trajes de San Pedro Manrique son más vernáculos y antañones, mientras que en La Rioja las doncellas visten trajes albos, sí, pero de moderna factura y escasa uniformidad, luciendo algunas de ellas verdaderos "modelitos" que más parecen trajes de boda que vestiduras sagradas. Las de Santo Domingo usan de níveos velos que penden del cestaño, pero ignoramos si serán herederos de otros anteriores o, por el contrario, reciente innovación, como los mantones sampedranos.

© Antonio Ruiz Vega
La Soria Mágica. Fiestas y Tradiciones Populares

 

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