De las cumbres
de “la Gargantilla”, en tierras de Los Campos, coge el río
Cidacos su primer agua. En su recorrido hasta el puente de la
foto, va acogiendo la de los arroyuelos de la sierra de los
Montes Claros y la de los ríos Baos y Ostaza (que llegan de la
sierra de Camero Viejo). Ya en la vieja villa serrana, el Masas
le ofrece las aguas que le ha regalado la fuente de “la
Limosna”, aburrida y sola, pues nace en tierras de los
despoblados de La Vega y Lería. Ningún río soriano guarda en sus
orillas –que no en el agua, nunca la misma, siempre fluyente-
tantas historias de rabadanes, mayorales, pastores y zagales, de
Soria, de Extremadura, de Andalucía. Podría ser este puente
romano, pues por Taniñe abrieron a pico los del Imperio una
profunda herida en la roca para alcanzar sus objetivos. José
Luis Bravo, el fotógrafo, ha sabido captar hasta la más pequeña
brizna de hierba, que ni romanos, ni pastores, ni ganados la
desgastan ya.