DOS RECUERDOS
POR MI PADRE EN SORIA
1.- PADRE SOLO
Tú pescador, tú
cazador, por Soria.
No hay mal en estar solo, padre: es bueno.
Estar solo es partir. Dios está lleno
de los solos del mundo. A tu memoria
vueltas de soledad
traigo. La noria
sola ha arrancado la palabra al seno
de la tierra, y a veces alzó cieno
por agua, y por metal arrancó escoria.
Pero en la soledad
busqué mi puerta
día tras día. Y la tenía abierta
con la guardia de mi ángel, mi demonio.
Ya es tarde para
amar la compañía.
Te veo solo, allá, en la Soria fría.
¿Será la soledad mi patrimonio...?
2.- SUCESION
Porque una noche un hombre llora y
tiene
la amante vecindad de un solo muerto,
y pide el árbol suyo en el desierto
y solicita ver de dónde viene,
porque no encuentra nada que le
llene
su medio corazón al descubierto,
y goza el otro medio en el incierto
tiempo de amor que crea y entretiene,
porque éstos son los montes de
aquel día,
padre, y aquí tu muerte todavía
vence sobre la vida que me has dado,
sé que pregunto y es la tierra
muda,
que soy el hombre yo sin más ayuda
que la de tu ceniza al otro lado.
Libro "Geografía es
amor" (aunque yo los obtengo de "Taller de arte menor, y 50
sonetos" Madrid, 1973, donde se reproducen)
|
PRIMAVERA DE UN HOMBRE
(Primer recuerdo de Soria)
Por Soria estará ya la sierra pura
enseñando su azul sobre la nieve,
y entre el bajo pinar el cielo breve
tendrá otro azul : aquel de mi ventura.
Sala de la niñez, fresca hermosura
que abril a levantar en mí se atreve ;
aire de ayer que al pecho de hoy conmueve,
gota de luz entre mi sangre oscura.
Cómo volver los ojos ; hacia dónde,
si a este grito de Dios nadie responde,
del Dios niño que todo lo podía ...
A Soria llegará la primavera.
Siempre hay tiempo de amor para el que espera.
¡Señor, di que no es tarde todavía!
SI NO EN MIS OJOS
(Segundo recuerdo de Soria)
Si no en mis ojos, en mi sangre
queda,
Soria, tu corazón entero y frío,
dando silencio y soledad al mío
que se aleja de ti y en ti se enreda.
¡Qué hielos desde Urbión a
Covaleda
y qué honda el agua en el pinar umbrío!
La carreta de leña sobre el río,
el grave leñador junto a la rueda.
Allí empezaba todo, allí las alas
entraban libres, locas, en las salas
de la tierra, salvando su relieve.
Era un niño jugando entre los leños
del bajo hogar. Las llamas y los sueños
morirían en flor junto a la nieve.
Libro "Del campo y
soledad", Madrid 1946, Nº XXV de la col. "Adonais"
(premios de la época que llevaban ese nombre).
|