Con motivo del Concurso
Literario sobre el Moncayo me decidí a estrenarme en esto de la literatura y
escribí un relato literario que no resultó ser el ganador, pero del que
estoy muy orgulloso, y que creo que me quedó muy chulo... Como me da pena
que se quede abandonado en el cajón sin que nadie lo lea, os lo paso para
que podáis disfrutarlo y de esta manera entretengáis vuestro tiempo libre
estas Navidades.
El relato, que os
adjunto, se titula Y LA NIEVE ARDÍA y trata sobre la profesión de los
antiguos neveros de Moncayo en una época muy convulsa para Ágreda y España
en general, la guerra de la Independencia.
Espero que lo leáis y que lo disfrutéis.
Saludos
cordiales,
Rafa
Santa Clotilde Jiménez
relato
Y
la nieve ardía
Certamen
Literario de Turismo Medio Ambiental "El Moncayo, 2013
Autor: El escriba de Castelmoncayo
I
Año de 1808. Fiestas de San
Miguel…
-¡¡Vaya bodrio de fiestas!!-
pensó Zacarías. Este año no había habido ni siquiera
baile. Una misa por el patrón, San Miguel, y vas que te arreas. Todo
el año pensando en las vacas de la ganadería
Carriquirri, que traídas desde la Laguna de Añavieja, serían
soltadas por la calles para que los mozos demostrarán su valentía
ante las mozas y este año nada de nada. Con lo que
había fantaseado Zacarías de cómo dejaría boquiabierta a
su deseada Milagritos tras zafarse de las vaquillas con un artístico
recorte… -como los hace el Toñín, el de la Costoya-
pensaba.
Sin embargo, este año todo
estaba siendo bien distinto. Corría el año de 1808 y
los vecinos del norte, los franceses, habían venido a aguar las fiestas y la
vida en general, a Zacarías y a todos los españoles.
Con el pretexto de conquistar Portugal, tradicional
aliado de Inglaterra y por lo tanto enemigo de Francia, les habíamos dejado
entrar en España tan inocentemente que una vez aquí, pensaron que lo
mejor, ya que estaban dentro, era quedarse y
apoderarse del poder. Vamos, una conquista de gratis, en
toda regla.
Nada de esto entendía el pobre
Zacarías, que con sus dieciséis añitos recién
cumplidos no había anhelado casi otra cosa en todo el año que su Milagritos
y las fiestas de San Miguel, donde recortaría a las
vacas y mucho mejor, podría bailar otra vez con su
Milagritos. Digo su, y digo mal, porque de suya nada de nada. Eso era lo que
él pensaba, pero solo por ello tampoco dejaba de ser
suya. Y es que cuando el año pasado Zacarías le
propuso bailar en las fiestas y ella accedió, el pobre Zacarías notó un
escalofrío que recorrió todo su cuerpo que le hizo saber que esa
jovencita tenía que ser la mujer de su vida.
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Aquí para seguir leyendo el relato .../...
© Rafa Santa
Clotilde Jiménez
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