Nacido
en Soria en 1844, murió también en nuestra ciudad en 1894. Se dedicó al
periodismo en Madrid, siendo redactor de "El Porvenir", "La
Discusión" y "El Pueblo". En nuestra ciudad fundó los
semanarios "El Radical" y "El Radicalismo".
Republicano, fué seguidor del también soriano Ruiz Zorrilla (introductor
en España del sistema métrico decimal), con quien estuvo a las duras y
las maduras, acompañándole en sus destierros a Ginebra y París. Durante
el interregno del general Narváez, Ricardo López y López fue confinado
en las islas Chafarinas. Anduvo también por Suramérica, donde escribió
una Historia de Costa Rica. En nuestra ciudad López y López
escribió una obra teatral que tituló La conspiración de
Soria, siendo también frecuentes sus colaboraciones en la revista Recuerdo
de Soria.
Ricardo López y López murió en nuestra ciudad dentro
de una gran pobreza a la que le había conducido su idealismo y su gusto
por las causas perdidas.
En Apuntes y recuerdos, Mariano Granados (el padre,
autor de Cuentos al amor de la lumbre y fundador de la Caja
de Ahorros de Soria, a quien se le dedicó la plaza homónima, no su hijo,
que llegara a Fiscal General con la Il República), publicado en el Recuerdo
de Soria, traza un bosquejo biográfico de López y López
partiendo de su triste regreso a Soria, desde Madrid, todavía
relativamente joven, pero joven decrépito, como le llama Granados,
es decir, prematuramente derrotado por la vida.
Granados, agudo observador, transcribe cómo en el
mismo convoy de tren venido de Madrid viajaba un "señor de regular
edad, bajo, regordete, con traje de viaje (?), que iba saludando con
afable gravedad a diestro y siniestro a los del grupo: era el nuevo
gobernador civil". Recuerdo -dice Granados- que al salir de
la estación iba pensando en el extraño contraste que formaban
todas aquellas gentes que con la cabeza descubierta
esperaban una mirada indiferente de un desconocido, mientras
que del vagón inmediato descendía casi solo, y casi
moribundo, uno de los hijos más ilustres de este país, uno
de sus mas geniales escritores y de sus políticos mas
consecuentes.
Agria meditación, la de Granados, pero acertada,
porque define una de las facetas menos agradables del carácter soriano de
todos los tiempos: el deslumbramiento por el foráneo poderoso y el
desprecio por el hijo de la tierra que, como dice el aciagio latino (Nemo
propbeta in Patria) rara vez logra triunfar en el terruño, por la
incomprensión militante de sus paisanos.
Ricardo López y López, absolútamente olvidado en la
Soria de hoy, ni en sus días más prósperos ni en los más
desgraciados, se olvidó de Soria, ni de los sorianos, sigue
diciéndonos Granados. El 5 de marzo de 1894 era enterrado en Soria, en el
cementeno de El Espino.
Allí yace, al lado de su Padre, Ricardo López,
el literato, el periodista notable, el político
consecuente, que como premio a sus méritos, murió pobre y
olvidado, en un rincón no menos olvidado y pobre de la vieja
Castilla.
Descanse en paz.