En
Soria, a veinte de octubre de dos mil dos
REUNIDOS
Doña Inés Tudela, doña Yolanda
Martínez, doña María Luisa Goig y don Antonio Ruiz, constituidos en jurado
de la II Edición del Certamen de Investigación Etnológica José Tudela,
convocado por el Centro Soriano de Estudios Tradicionales “José Tudela” y la
Excma. Diputación provincial, han decidido, por unanimidad conceder
el primer premio al trabajo:
“Oficio de resinero, una profesión perdida”,
del que es autor Lázaro Hernández Muñoz
Conceder tres segundos premios solidarios a los
trabajos:
“Estado actual de la arquitectura
tradicional en el municipio de Calatañazor, Soria”, del que son autores
María Isabel García Martínez y Manuel Doval Martínez.
“Genealogía de Martialay”, del que es
autor Carlos de Escalada.
“Santa Catalina, su cofradía y la rueda de
Santa Catalina en Valduérteles”, del que es autor Juan Florián
Revilla Revilla.
La entrega de premios se
celebrará el día 12 de noviembre de 2002, a las 8 de la noche en el Aula
Magna Tirso de Molina.
Fdo. Antonio Ruiz Vega
Secretario del Centro Soriano de Estudios Tradicionales
(Ante la segunda edición del premio de investigación etnológica José Tudela,
convocado por el Centro Soriano de Estudios Tradicionales en colaboración
con el departamento de Cultura de la Diputación Provincial).
Don José Tudela de la Orden es
una figura conocida en nuestra provincia y quizá no debiera hacer falta
explicar las razones por las cuáles quisimos homenajearle cuando instituimos
este premio de carácter bienal.
Por desgracia algunos homenajes
del pasado tendieron a enfatizar su faceta latinoamericana y recordemos que
la placa que hoy se le dedica en la que fue su casa de la calle Caballeros
le define como “Americanista”. Sin duda lo fue y hasta hay un códice
precolombino que lleva su nombre, el Códice Tudela, pero, como sorianos, es
lógico y natural que queramos fijarnos más en su faceta de investigador del
folklore soriano y castellano.
Sería necesario, y el Centro
Soriano de Estudios Tradicionales lleva ya mucho tiempo recopilando y dando
a conocer en sus publicaciones, reunir en uno o varios volúmenes la obra
dispersa de don José Tudela sobre nuestra provincia.
Sus estudios sobre la Casa
Pinariega, sobre la indumentaria tradicional, sobre el Carácter Soriano, los
bailes y danzas, sus descripciones y apologías de pueblos y lugares como
Calatañazor o la Laguna Negra, hoy visitados por el turismo masivo pero en
su tiempo perfectamente desconocidos.
La personalidad y la obra de
don José Tudela no se agotó en este rastrear atento por las sendas y veredas
de la tierra soriana, donde –por fortuna- solía acompañarse de una cámara
fotográfica y gracias a él tenemos testimonios inapreciables de muchas cosas
ya perdidas, sino que, intelectual de su tiempo, se las arregló para traer a
Soria a pensadores y escritores de la España de entonces, como don Miguel de
Unamuno, don José Ortega y Gasset, don Ramón María del Valle Inclán, Rafael
de Penagos y un largo etcétera. No podemos tampoco olvidar las gestiones
directas que hicieron que hasta aquí llegara el etnólogo germanoamericano
Kurt Schindler, el recopilador de EL CANCIONERO DE ESPAÑA Y PORTUGAL, que,
acompañado por Tudela y con el viático del gobernador Posada, antepasado del
que fue luego presidente de Castilla y León y ministro del Estado,
recorrieron la provincia demostrando palmariamente que aquello de PUEBLO SIN
DANZAS NI CANCIONES no era más que otra de las falacias machadianas.
La Cultura Soriana del siglo
pasado tuvo la suerte de contar con un plantel verdaderamente honroso de
intelectuales. No sólo don José, es que ahí está don Blas Taracena, los
hermanos Gaya, el poeta Bernabé Herrero, Benito Artigas Arpón, don Mariano
Granados Aguirre, Gervasio Manrique, Teodoro Rubio, Vicente García de Diego,
Teógenes Ortego, Chico Rello, y un largo etcétera. Y hay que pensar que
entonces no había en Soria ninguna institución educativa de rango superior a
la modesta Escuela de Magisterio… Y pese a ello florecieron los estudios
locales, se publicaron monografías todavía ejemplares. La comparación con el
panorama actual es desoladora.
Pero don José Tudela fue,
además, un intelectual con proyección regional. A ello quizá colaboró su
larga estancia en Segovia donde coincidió, por cierto, con Antonio Machado
pero también con lo mejor de la intelectualidad segoviana y participó en la
creación de la Universidad Popular de San Quirce y posteriormente en la
creación del Centro de Estudios Castellanos. En los últimos meses de la II
República, ya pleno verano del 36, Tudela está en el grupo de intelectuales
e instituciones (entre ellas la Diputación soriana) de Soria, Burgos,
Segovia, Santander, etc. que estaban pergeñando lo que sería el Estatuto de
Autonomía de Castilla la Vieja, que el levantamiento del 18 de Julio abortó,
como otros que estaban también en agraz.
Escribía por aquel tiempo don
José Tudela en su artículo LAS REGIONES DEBEN CONOCERSE A SÍ MISMAS:
Si el regionalismo lo
entendemos como un resurgimiento intelectual y material de la región, hacia
una vida más libre y progresiva, ha de empezar por inventariar, por estudiar
científica y técnicamente todas las realidades antiguas y modernas,
espirituales y materiales de las comarcas y de las regiones.
Y se maravillaba de la
creación, en otras nacionalidades, de entidades como el Instituto de
Estudios Catalanes o la Sociedad de Estudios Vascos.
Y llamaba a:
Coleccionar fotografías de
monumentos artísticos o arqueológicos, de paisajes y de tipos pintorescos;
formar museos regionales; organizar centros informativos de turismo y
excursiones a los lugares que lo merezcan, recoger minerales, plantas,
animales, productos de la tierra; recopilar leyendas, romances, cantares y
canciones populares, y tantas otras cosas necesarias de atención y cariño.
Con un poco de constancia, de organización y de dinero, podría hacerse una
de las labores más útiles que se pueda imaginar.
E inspirándose en estas
palabras de don José Tudela es como nace, recientemente, el Centro Soriano
de Estudios Sorianos, heredero de la asociación SAAS la cuál, quizá por su
fugacidad (sólo ha durado 35 años) no ha podido ser objeto de ningún
reconocimiento por parte de instituciones o casas regionales, a diferencia
de otras más antañonas, y que se propone llevar a la realidad los propósitos
que en su día enunciaran don José Tudela y otros buenos sorianos.
Y no quiero terminar sin
agradecer la presencia de Inés y Concepción Tudela, hijas de don José, que
desde los comienzos de nuestra labor nos han apoyado, facilitándonos
información, artículos, fotografías, etc. del archivo Tudela y, sobre todo,
imbuyéndonos de su pasión por todo lo soriano.
Y también a la página WEB
soria-goig.com que dotaron generosamente la primera edición de este premio,
ante el unánime paso atrás de las instituciones sorianas.
Y, como no, al departamento de
Cultura de la Diputación que retoma así la mejor tradición de esta
institución de autogobierno soriano, en la que esperamos persevere, y si es
así que el Pueblo de Soria se lo premie, y si no, se lo demande.
© Antonio
Ruiz Vega,
2002
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