Cuando
por lejanos, los recuerdos
confundas con leyendas.
Cuando los
pies sientas cansados
de caminar por tantas sendas.
Cuando por
la edad, el horizonte
se nubla de tristezas.
Cuando te
encuentres sediento
y ausente de ternezas.
Busca de un
niño la mirada,
y en ese océano de candor y alegría,
sentirás renovada tu energía
y de ternura tu sed saciada.
Desaparecerá tu añoranza,
notarás tu ilusión renacida,
en tus venas la primavera florecida,
y recobrada la paz y la esperanza.
©
Adrián Martínez Tierno
Soria, 2008
Poema
Hay
silencios llenos de sonidos.
Suena el silencio
del remanso del río,
suena el silencio
que da miedo,
que da frío.
¡Ay mi
Soria amada,
la eterna marginada!
La de las casas hundidas
y aldeas abandonadas.
Tienen que
emigrar tus hijos,
¡no eres capaz de ayudarles
cautiva de plazos fijos!
Sin pulso, sin coraje,
sin ilusión,
sin brío.
Se me encoje el corazón
y oigo el silencio del frío.
©
Adrián Martínez Tierno
Soria, noviembre
1999
Nuestra alameda en otoño
Luce
el cielo su más bello azul
en la festiva y otoñal mañana,
¡hermosa es nuestra alameda soriana!
Pinos, álamos, tilos, sauces… y algún abedul,
fuentes, jardines, y la preciosa pradera,
todo inundado de color y mágica luz.
Llama de San Francisco la campana,
nos recuerda, que a todos nos espera
el que está clavado en la Cruz.
Se
presiente la cercana helada,
ya se desprende del árbol la castaña
descubriendo sus cortezas rojas,
juegan las ardillas en la enramada,
hay en el aire olor de caídas hojas,
con el frescor de la aguada de la mañana
trasciende una fragancia grata y extraña.
En un banco, al Sol, dormita una anciana,
¡alegre repica de San Francisco la campana!
©
Adrián Martínez Tierno
Soria, 5 de
noviembre de 2007
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Dos poemas más de
Adrián Martínez:
El
olmo muerto
Pinceladas
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