Fiestas y Tradiciones
Populares
Antonio
Ruiz Vega
Prólogo:
José María de Areilza
Edita:
Centro Soriano de Estudios Tradicionales
Colección: Los libros del santero Nº 2
Páginas: 245
SORIA 20001
Hace
años –unos quince- Antonio Ruiz Vega publicó "La Soria
Mágica" y se agotó rápidamente debido al interés que suscitó.
Ahora, en edición más cuidada de la colección "Los libros del
santero", vuelve a estar en las librerías. Pero en este volumen lo
que menos interesa –aunque se agradece- es la edición más o menos
lujosa. Interesa, sobre todo, el contenido, y este, ya se sabe, no va a
defraudar.
Rezuma
algo obligado para un soriano, es decir, amor a la tierra, a sus
tradiciones, a sus ritos y a sus fiestas populares –todo ramas de un
mismo árbol-. Y es obligado porque ese acervo se lo merece. Por entre las
páginas repletas de vida conservada y en algunos casos activa, van
discurriendo, a la vez que se estudian y comparan –lo suficiente para no
llegar a intelectualizarlo en exceso- las tradiciones festivas de la
provincia de Soria.
Abejar
con su taurobolio con nombre propio, La Barrosa. Las danzas de San
Leonardo, hermanas de las de Casarejos y de tantas otras de toda la
península, que invocan a los dioses de la naturaleza pidiéndoles
fertilidad para las tierras. Medinaceli y el Toro Jubilo, sobre la que es
necesario estar atentos para que los defensores de los animales –que no
entienden nada por mucho que se les explique- no acaben cargándosela,
como en los malos tiempos del franquismo, cuando se debían esconder para
celebrarla. El Paso del Fuego, tema que Ruiz Vega domina a fondo, y las
Móndidas, tributo de doncellas hecho al rey moro, del que quedan
interesantes testimonios en lugares que fueron prontamente reconquistados
en la Edad Media y hasta en Cataluña, donde, gracias a ella, se unen
Bagà, en Barcelona, y Vila-seca de Solcina, en Tarragona. Por cierto, que
la portada de esta nueva edición pueden verse las móndidas de Sarnago.
Iruecha, con sus fiestas de Moros y Cristianos, debe a la primera edición
de La Soria Mágica la popularidad de su puesta en escena, que casi llegó
a perderse, a causa, sobre todo, de la despoblación que sangró también
esa zona soriana. Tras el estudio detallado de esos ritos, pasa revista a
las fiestas de mozos de Morón y Romanillos, al toro de Deza, la Pinochada
de Vinuesa, San Bartolo con su romería, dos fiestas yangüesas
desaparecidas (también se celebraban los sorteos de novios en Santa Cruz
de Yanguas, Santa María de las Hoyas y otros lugares, y la corrida del
rosco en Villar del Río), las desaparecidas –suponemos que sin remedio-
carnestolendas de Calatañazor y otro tanto podemos decir de la misa
sacrílega de Cabrejas del Campo. Sí está bien vivo el Zarrón de
Almazán y casi todas las fiestas de calderas, no así el juego del
pelotón de Narros, del que tanto y tan bien escribió José Tudela y que
nosotros recogimos en "Juegos populares sorianos". De Monteagudo
de las Vicarías y de la mano de Isaac Peracho Muñoz, recoge todas las
tradiciones, para finalizar con una recopilación de artículos publicados
por otros autores sobre el Carnaval de Soria.
Antonio
Ruiz se inició con este libro en una corriente literaria que le
conduciría a la coautoría, con Sánchez Dragó, del Diccionario de la
España Mágica. Para no colocar etiquetas –algo muy dado en el mundillo
literario- hay que decir que, además de esta corriente, Ruiz Vega
investiga y profundiza en todo aquello que esté relacionado con la
cultura soriana.
No
es, La Soria Mágica del 2001 una reedición solamente. Como el autor
indica en el prólogo a esta edición, ha sido aumentada, aunque no
corregida "He aumentado, por tanto, este libro, con nuevas
aportaciones, pero no he querido revisar lo ya escrito. Hay algunas
interpretaciones aventuradas que lancé en su día a beneficio de
inventario y por estimular la polémica y que sin embargo se han
convertido poco menos que en artículo de fe".
Algunas
de las tradiciones aquí recogidas se han revitalizado; en Iruecha, como
queda dicho, pero también La Barrosa vuelve, pujante, a recorrer las
calles de Abejar. Otras tal vez nunca más lleguemos a verlas. La
estadística manda.
Algunas
Fiestas Mágicas de su libro
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