Isabel
Goig
Edita:
la autora
Páginas: 128
SORIA 1998
Esta sincera y emotiva narración, tiene el centro (como todas las historias que
cautivan nuestros sentidos) en una historia de amor, la de Fermín y Rosa, nacida en los
albores de la guerra civil y finalizada en la década de los ochenta.
La voz que nos va guiando por este sendero sentimental, es la de la hija del protagonista.
Antuca, nacida y crecida en Perú, llega por primera vez a España, y más concretamente a
una pequeña ciudad castellana, para encontrarse con su padre, al que solo conoce por unas
fotografías y algunas cartas cruzadas.
Su mirada de extrañeza va apropiándose, a medida que avanza el relato, de un deseo
verdadero de amar y comprender a los que ya quería, pero que la distancia y la ignorancia
habían mitificado.
Y es a través de esa mirada que nosotros vamos sensibilizando otro sentido, el del tacto;
porque si hay relatos que pueden olerse, este puede tocarse; recorrer con nuestros dedos
los marcos envejecidos, que guardan tan solo tres retratos de Rosa y sorprender en sus
ojos oscuros y almendrados, la expresión de una silenciosa rebeldía.
Entre el puente que une la geografía colectiva de nuestra loca y fratricida guerra (a la
que muchos llamaron "la última guerra romántica") y el Perú amazónico, van y
vienen sucesos, personajes y lugares (imaginados unos y dibujados del natural, otros);
recreando retazos de nuestra historia que enriquece el relato y le da una dimensión
temporal: don Hermógenes, la cárcel, el camino que lleva al pueblo, los fusilamientos,
los padres de Fermín, la dignidad de la pobreza, las casas de adobe, el "amo"
con el que se casa Rosa, el exilio, las ventanas, el caciquismo, los amigos de Fermín:
Pepe "el tuerto", Manuel, Isabelo...
Y así, en el relato, susurrado con voz queda, en un tono que incluso en los episodios
más dolorosos, nunca alza la voz, escuchamos por encima de las demás, las voces de los
protagonistas. Revelando a través de las palabras, el calor que los envuelve y devuelve
el amor que sembraron, y que, ni la distancia, ni el tiempo, ni las circunstancias
pudieron destruir.
Volveré a tus ojos, es una narración escrita de manera ágil y sencilla, por la mano de
alguien que ama a sus personajes, que guarda en su memoria muchos cuentos y que conoce
bien nuestra historia; elementos fundamentales para ser una buena "contadora de
historias".
© Celia Duañez
Primer
capítulo de Volveré a tus ojos
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