Nuestro viaje a Villanañe
(Alava)
Hace ya tiempo que, por pura curiosidad, buscamos el lugar de Villanañe
en el mapa provincial de Alava y el pasado mes de septiembre decidimos visitarlo.
Realizamos este viaje en compañía de Isabel Goig y Antonio Ruiz, de la redacción de
ABANCO/COSAS DE SORIA. Pensábamos que su mera existencia era ya motivo de interés, pero
encontramos mucho más de lo que esperábamos.
Con hacernos la foto en la entrada del pueblo y visitarlo brevemente nos hubiéramos
conformado, pero en cuanto comenzamos mínimamente a indagar nos fuimos topando con la
presencia de la Varona pues no en vano aquel era su solar patrio: el alavés (y antaño
castellano) valle de Valdegobía (llamado así por el monte Gobea, que se enseñorea sobre
la comarca).
Este confín de Alava es una de las zonas más deprimidas de la rica provincia e incluso
cuenta con algunos despoblados, cosa realmente insólita en el País Vasco. Algunos de sus
habitantes le llaman "La Siberia alavesa" pero, tras recorrerlo detenidamente,
yo les aconsejaría que visitaran Soria, por ejemplo Barahona -localidad a la que les
hermana la propia leyenda de la Varona- y compararan...
En el censo de 1910 Villanañe tenía 306 habitantes y 312 en el de 1920. Por los años
cuarenta había descendido a 258. Tengo entendido que ahora tiene muchos menos. Situada a
la orilla del río Omecillo, en terreno llano, produce cereales y hortalizas. La memoria
oral dice que en este lugar se construyó, a finales del siglo VII "una torre con
foso y barbacana que, según la tradición, fue habitada por don Pelayo hasta que fue
llamado a reinar en Asturias".
Gracias a Jesús María Beltrán de Salazar y a su hermano José María, tuvimos el
privilegio de visitar la recién restaurada fortaleza de los Varona, que Jesús María nos
mostró detalladamente, ilustrándonos eruditamente acerca de su distribución, historia,
etc. Como en tantos otros casos la restauración ha quitado algo de encanto al edificio,
aparte de algunos detalles discutibles que sería largo enumerar. El archivo de los
Varona, que deberá regresar a la casa una vez completado su catalogación en Vitoria,
dotará de un atractivo enorme a este palacio que en su día, será sin duda un foco de
atracción para toda la comarca. En el atrio de entrada, Jesús María nos mostró un
curioso dibujo en forma de rosetón realizado con cantos rodados y que tiene el mismo
diámetro que la campana mayor de la catedral de Toledo, mientras que el grosor del
círculo exterior es también el mismo que el de la citada campana. Se ignora quien mandó
hacerlo ni el motivo por el que quiso reproducir las magnitudes de la campana toledana. Me
pregunto, incluso, quién sería quien se percatara primero del detalle.
El cercano jardín ha desaparecido y el propio monumento/fuente de los Varona, donde
figuran sus armas, ha sido limpiado con chorro de arena, hasta el punto de que parece de
reciente factura. Vimos fotos del frondoso jardín de antaño y la fuente cubierta de
musgos y líquenes, con un efecto mucho más evocador. Quizá los restauradores debieran
haber pensado en los mil y un detalles que configuran el encanto del lugar...
Durante el fin de semana que pasamos en Alava pudimos visitar un sinfín de lugares
evocadores, como la iglesia de Tuesta, de un románico de transición bellísimo y, ya en
el viaje de regreso a través de Burgos, la enigmática ermita de San Pantaleón de Losa,
el monasterio de Oña, etc.
María Villanañe y Barahona de las Brujas
La "Varona de Castilla", María Pérez de Villanañe (1) es
famosa en Soria y provincia por ser la protagonista de la famosa leyenda homónima y por
haber vencido y capturado con su sola fuerza nada menos que al rey de Aragón, Alfonso el
Batallador. La batalla tuvo lugar en los Altos de Barahona y por eso se la recuerda allí
en forma de veleta sobre la torre parroquial, que representa una silueta de un guerrero a
caballo blandiendo una espada.
La leyenda la recoge Florentino Zamora Lucas (2), quien ya señala que aquellos parajes
son también famosos por haber sido lugar de reunión de brujas, cuestión ésta muy
debatida, dada la homonimia con un lugar de Navarra. Recoge también Zamora Lucas que los
altos llanos de Barahona, fueron lugar de paso del arquero Cook, en 1598, quien los halló
"estériles en pan y vino y leña". Que también pasó por allí la reina María
Luisa de Orleans, por haberse extraviado su séquito, siendo el año de 1679. Le tocó el
turno luego a don Diego de Torres y Villarroel (el gran Piscator) quien, por cierto, sí
que era creyente en las brujas de Barahona y hasta cabe decir que la propia María Pérez
es una muestra de ello porque, para los celtas irlandeses, una bruja -Morrigan- era sobre
todo una mujer guerrera y recordemos cómo en Francia, seguidores de esta tradición, a la
Doncella de Orleans la llevaron a la hoguera por lo mismo.
El momento histórico durante el cual tiene lugar la leydnda es de las luchas entre
Castilla -que defendía a la reina Urraca y al heredero Alfonso VII- y Aragón, donde
reinaba Alfonso "El Batallador".
María Pérez, de Villanañe, era viuda del infante don Vela (hermano de tres reyes de
Aragón: Pedro I, Alfonso I y Ramiro El Monje), siendo su tercera mujer, y fue hermana de
Alvar Pérez y Gómez Pérez. De su boda con Vela nació Rodrigo Varona, el primero de la
estirpe.
Los hermanos de María luchaban a favor del rey castellano, Alfonso VII, y acudieron a
Barahona para defender sus colores, pero no sabían donde dejar ni con quien a María
durante su ausencia. Ella se vistió con armadura y quiso ir a luchar con ellos. Tras la
reyerta se produjo cierta dispersión entre las tropas y María, sóla, en la penumbra de
la tarde, se topó con otro despistado: Alfonso el Batallador. María llevaba el rostro
cubierto con la celada, como lo muestra luego la estatua heráldica que todavía se puede
observar en su posesión de Villanañe y así luchó contra el aragonés, partiéndosele
la espada, pese a lo cual, fue tan grande su valor, que venció a su oponente y le hizo
prisionero. Admirado, el rey castellano, le dijo: Habéis obrado, no como débil mujer,
sino como fuerte varón y debéis llamaros Varona, vos y vuestros descendientes y en
memoria de esta hazaña usaréis las armas de Aragón.
Dice J. de los Ríos Casquero, de quien Zamora confiesa haber tomado la leyenda, que el
origen de estas barras de Aragón es imposible que fuera ese, y más bien las tendría en
el escudo por haber sido mujer de don Vela, pero esto es discutible ya que las bandas
estan terciadas, en diagonal, lo que significa que son trofeo.
La espada truncada también aparece en el monumento que pudimos contemplar en la Casa de
los Varona.
Esta leyenda, como decimos, es muy conocida en Soria y existe un grabado, bastante
reproducido, publicado por primera vez en el "Semanario Pintoresco Español", en
1848, que la representa con escudo y espada en medio de un tropel de guerreros, aunque con
la cara descubierta.
María Villanañe en la Historia y en la Leyenda
Menéndez y Pelayo dice que "existe en el archivo de la casa
solariega de los Varona, cerca de Villanañe, en la provincia de Alava, una genealogía
compuesta en 1715 por el padre Miguel de Varona, religioso agustino, de cuya tradición
publicó Rafael Monje un resumen en el Semanario Pintoresco Español (1848), y que
resulta completamente ajustado a la comedia de Lope".
Después de capturar al rey aragonés cambió su nombre de "Pérez" por el de Barona
y sustituyendo el águila de sus armas por
...las mismas barras
Que trae el Rey de Aragón
Al escudo atravesadas...
La vida de María Pérez, que algunos hacen descender directamente
delconde castellano Fernán González, que fue también señor de Alava, no terminó con
su gesta de armas. Se dice que después mandó construir un puente y varias casas, una
iglesia y un magnífico palacio en la localidad palentina de Dueñas. Es tradición que
anduvo por la rioja, donde levantó memoria, antes de casarse con el infante Don
Vela. Al morir éste decidió pasar sus últimos días en un convento y se retiró al de
Oña (Burgos), donde murió a los setenta y tres años de edad y ocho de monacato. En
Oña, donde también estuvimos, no encontramos memoria alguna de ella.
La Varona y la literatura
Juan de Mena en sus "trescientas" llama a María Villanañe
"Mágica Nobiliaria".
En su "Blasón de Armas y Linajes" Gratia Dei
transcribe la leyenda. Pellicena, en su comedia "El Médico del Amor" trata
también de ella.
"La Varona castellana" es una comedia de Lope de Vega anterior a 1604. En ella
Lope vindica de un modo bastante parcial a la reina Urraca y vitupera a Alfonso "El
Batallador". Lope de Vega alude a María en otras dos obras: La Filomena y La
Jerusalén conquistada.
Cañizares, con el mismo tema, escribió La señora Mari-Pérez.
Los Varona
Lo
cierto es que el castillo de los Varona existe en las inmediaciones de Villanañe,
recientemente restaurado por la Diputación alavesa, aunque todavía no abierto al
público. Pudimos visitarlo gracias a la deferencia de dos descendientes del apellido
Varona, José María y Jesús María Beltrán de Salazar.
La saga de los Varona cuenta entre los descendientes del apellido a Francisco Varona o
Varaona Valdivieso, religioso del XVI-XVII, autor de numerosas obras teológicas y a
Cándido Varona y Olarte, militar del XIX, autor de varios tratados bélicos.
La rama cubana de la familia es especialmente extensa, sobresaliendo el polígrafo Enrique
José de Varona y Pérez, nacido en Puerto Príncipe en 1849 y que tocó una variedad de
temas apabullante a lo largo de su vida, incluyendo filosofía, psicología, etc. También
participó en política.
Jesús María Beltrán de Salazar, nuestro amable cicerone por la casa fuerte de los
Varona, nos contó que una de las primeras dinamos que hubo en España se instaló en la
ferrería de Villanañe y daba luz al castillo y al pueblo. Hasta hace poco estaba el
tendido que iba de la ferrería al castillo, pero unos gitanos al saber que no llevaba
corriente lo desmontaron y se lo llevaron.
Su hermano, José María, el actual propietario de la vivienda rural Ansotegui, donde
pernoctamos, fue también un innovador de la comarca, habiéndo traído el primer tractor,
la primera cosechadora, el primer sinfín de elevación de grano, que vió funcionar en el
puerto de Barcelona y se hizo traer inmediatamente, así como de la primera abonadora, a
la que descubrió en la fábrica Zaga de Durango, donde era sólo un modelo experimental y
que al principio no le quisieron vender, y que ahora conserva con cariño después de
haberla usado durante mucho tiempo.
Los Varona en ENZA
El diminuto valle de
Valdegovia, en el que actualmente vivirán en torno a las 1.000 personas, cuenta con una
publicación, ENZA, de carácter trimestral, verdaderamente lujosa y de excelente
presentación que para sí quisiera no ya una comarca sino aun una provincia entera como
la nuestra. En el nº 3 Juanjo Angulo nos habla de la familia Varona y de sus hábitos
festivos en los primeros años del siglo XX (El verano de los Varona)
Los Varona -explica- representan uno de los escasos ejemplos de familias
notables españolas que de forma ininterrumpida han vivido en el mismo lugar desde el
siglo XV hasta nuestros días.
El castillo de verdad y real como la vida misma, sus lugares recónditos e
inexpugnables, las armaduras, el puente levadizo, los sables y pistolas, las murallas, la
torre y el foso lleno de ranas, tencas y percas eran estímulos más que suficientes como
para provocar la fantasía y aventura de cualquiera
Desde la cantábrica Ondarroa hicieron traer los Varona una barquita que surcaba el foso y
estanque anexo para deleite de chicos y grandes y hasta para susto de algunos cuando se
bamboleaba demasiado.
El medio de transporte era una moto inglesa de la marca Dunet que había pertenecido al
corredor bilbaíno Arteta. Rodrigo la compró y le añadió un sidecar, así llegaban a
viajar hasta seis personas.
Dice que el castillo es el conjunto fortificado mejor conservado de la provincia. Durante
estos cinco siglos han pasado doce generaciones de primogénitos, todos con el mismo
nombre de pila: Rodrigo.
Lo orígenes legendarios de esta fortaleza de estilo gótico con su característico
foso se remontan a los tiempos de la Reconquista, hace más de mil años, cuando su
principal instigador, don Pelayo, se refugió en esta casa siendo su dueño el almirante
Ruiz Pérez, visigodo que construyó la primitiva torre.
La relación de la familia Varona con el cercano santuario de Angosto siempre fue buena aunque
algo distante debido a la rigidez de la clausura.
El 15 de agosto, día de la Vírgen -fiestas de Villanañe- era costumbre ir a buscar a
los señores con la banda de música y acompañarles hasta el templo.
El Santuario de Angosto
(Datos tomados del libro Repoblación y Religiosidad Popular en el
Occidente de Alava S. IX-XIII, de Saturnino Ruiz de Loizaga.
El 25 de abril de 1089 el pastor Hernando Martín de Villanañe bajó al
prado que dicen del Boral y descubrió una imagen de la virgen dentro de un pozo. Observó
que el agua que caía dentro de él, del arroyo cercano, se apartaba por no mojarla, lo
que tomó por milagro. Se trataba de la imagen románica de la Virgen del Angosto y este
nombre se hace venir de haberla encontrado en un lugar angosto, aunque, contemplando el
bellísimo paisaje donde está situado el monasterio, se comprende que debe referirse a
él,pues se trata de un valle estrecho. Se cree que una riada del Homecillo (semejante a
la de 1983, que elevó el nivel de las aguas más de 6 metros) pudo haber sacado a la
virgen de su escondrijo, donde alguien la situó en su día por miedo a los moros, como en
tantos casos de apariciones o encuentros milagrosos de imágenes marianas.
La virgen de Angosto es patrona de tres arciprestazgos alaveses y dos burgaleses, los de
Losa y Tobalina.
Para buscar datos antiguos de Angosto la fuente más consultada sigue siendo el Historial
de la Casa Varona de Villanañe, de Fray Miguel de Varona, terminado de escribir en
1715.
Allí se dice que en el valle de Valdegovía había una junta de caballeros hijosdalgos.
ya que hasta el siglo pasado los habitantes de los pueblos de Valdegovía eran tenidos por
hidalgos, es decir, nobles sin título. En los estatutos para pertenecer a esta junta se
exigía limpieza de sangre y ascendencia noble. Esta junta se reunía cada año en una
ladera próxima al monasterio de Angosto. Los caballeros se disponían en forma de
círculo y el lugar se llamaba Crucijada de las Juntas "dos centenarias encinas
perpetúan hoy el emplazamiento de aquellas reuniones".
Villanañe y Villanueva de Gobea
En el informe enviado por la Junta Administrativa de Villanañe destacan
algunos datos que vienen a ampliar lo ya dicho y que consideramos interesante reproducir.
El nombre primitivo de Villanañe debió ser el de Nabia, población que debió
estar ubicada en el sitio que actualmente ocupa el llamado barrio de arriba. De ahí vino
"Villanabia" y luego, "Villalinage", por haber sido solar del de los
Varona. Siguiendo con el texto del Historial Manuscrito de la Casa Varona, de Fray Miguel
Varona, el paso de "Villalinage" a "Villanañe" se dió a petición de
los propios pecheros de la localidad.
Y sonando tan dura voz de Villanage muy mal a los oydos de los pobres pacientes, se
les permitió que le llamasen Villanañe.
En cuanto al origen de la torre-fuerte, antecesora de la actual fortaleza de los Varona,
se transcribe el siguiente párrafo literal tomado del historial manuscrito de la Casa
Varona:
"Erase el año 692 de la Redención del linage humano, de la creación del mundo
5891 y de la libertad que gozó España del pesado yugo de el Romano Imperio doscientos
setenta y nueve, quedando el insigne Capitán Ruy enamorado de un sitio a quien en lengua
gótica llamaron Nabia que quiere decir en español idioma "altura" y en
anagrama Biana, trató de tirar las líneas para fabricar una torre-fuerte".
Este Capitán Ruiz, de estirpe germánica como su apellido denota (de
"Rodericus"), hubiera sido el primer poblador de lo que todavía no se llamaba
Villanañe.
Los moradores del primer poblamiento de Nabia, pagaban tributo a los Varona, que
consistía, en los primeros tiempos, en un águila real y dos halcones por año. Otras
obligaciones tenían:
Como también se halla y es voz común que dos vecinos del lugar de
Villanañe, tenían obligación, dos una noche y dos otra, de estar todas las noches desde
1º de mayo hasta último día de julio, con dos palos de cinco varas de largo, dando
golpes en el foso que llaman la cava, y decía el privilegio: "Para que las ranas no
despierten al señor".
Lo que ha dado lugar a un gentilicio burlesco: los callaranas aplicado a los
vecinos de Villanañe todavía en nuestros días (4). Creo recordar que a los de un pueblo
cercano los llaman los "palilleros" por ser los proveedores de estos palos
de cinco varas de largo. La cuestión es, en cualquier caso, bastante hilarante.
La Picota que aparece en el escudo de la Junta Administrativa de Villanañe y que,
efectivamente, existe como tal, está situada en el llamado barrio de abajo y era donde se
administraba la justicia en todo el valle. Al decir "justicia" hay que imaginar
que incluida la pena capital...
La pequeña Soria
Nos sorprendió bastante encontrar a pocos kilómetros de Villanañe un
municipio llamadoOsma. Corresponde a la antigua Uxama Barca y hoy es un pequeño pueblo.
Está situada en la calzada romana que llega hasta el Nervión. Hay - por cierto- otra
Osma en Vizcaya, municipio de Mallavia. Hay otras suramericanas y un río de Bulgaria,
afluente del Danubio, según la enciclopedia Espasa.
Aparte del hallazgo de Osma, el valle de Valdegobía (que fue castellano), guarda muchas
similitudes toponímicas con la provincia de Soria. Es cierto que muchas de ellas pueden
obedecer a la pura casualidad y no queremos extraer ninguna conclusión, nos limitamos a
señalarlo.
En la comarca o cercanías tenemos pueblos como Salcedo (fue solar de los Salcedo, de gran
tradición en la historia soriana), Fontecha, Castillo de Sopeña, Espejo, Fresneda,
Angosto, Acosta etc. En Alava está Pipaón, que es el nombre de un despoblado soriano.
(1) En el libro ALAVA EN SUS MANOS (Arabako Kutxa. Dirección y
coordinación Armando Llanos Ortíz de Landaluce), Publicada en 1983, se la llama también
María Pérez de Cárcamo, aldea cercana en el mismo valle de Valdegovia. (Pág.
74)
(2) Leyendas de Soria. Librería Las Heras, Collado 38, SORIA
(3) En el libro antedicho (pág 118) a los Varona se les llamada
indistíntamente así o "Barahona".
(4) Hay una gran curiosidad por este tema de los gentilicios burlescos en
el valle de Valdegobia y mientras estábamos allí, Antonio Ruiz adquirió una camiseta
donde venían todos los gentilicios de la comarca acompañados de graciosos dibujos. Por
pura curiosidad hicimos una pequeña encuesta de urgencia y encontramos buen número de
gentilicios parecidos a los sorianos. De los llamados "ballenatos" o
"ballenas" (hay cinco pueblos alaveses al menos que llevan este getilicio) se
cuenta la misma chocante historia que de Velilla de la Sierra y Castilruiz en Soria: que
bajaba un tonel por el río y acudieron a dispararle los vecinos con escopetas pensando
que era una ballena. Se añade la circunstancia de un cojo que llegó el último, cuando
los demás se habían dado cuenta del error, a pesar de lo cual quiso dispararle. Muchos
otros gentilicios burlescos alaveses coinciden- curiosamente- con equivalentes sorianos.
©
María Villanañe
publicado en este número
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