Autor de La personalidad de
Castilla en el conjunto de los pueblos hispánicos
... y yo mismo no me
siento muy bien, debiera añadir. Me llegaba el pasado miércoles 29 de mayo
una carta de Manuel González Herrero, buen amigo, decano del Colegio de
Abogados de Segovia y académico de la Real de Historia y Arte de San
Quirce, concastellano de la extremadura segoviana, agradeciéndome el envío
de un libro mío y ayudándome a completar una frase que había leído en
uno de los suyos y que llevaba tiempo danzándome por el magín. Decía
así:
Somos lo que
fuisteis,
seremos lo que sois
Proviene de un
antiguo canto espartano y González Herrero la había tomado a su vez,
según me explica, del libro ¿Qué es una nación?, del francés
Renán.
En el mismo sobre
venía una página de EL ADELANTADO DE SEGOVIA del pasado 24 de mayo dando
razón de la muerte en México, dos días antes, del segoviano Anselmo
Carretero Jiménez a la edad de 94 años...
A mí, personalmente,
me da vergüenza ajena tener que explicar en Soria y en Castilla quién fue
o qué hizo don Anselmo pero, como soy perfectamente consciente de que es un
desconocido (salvo para ese estrecho haz de buenos sorianos y buenos
castellanos, que cada día se estrecha un poco más), tendré que decir que
era hijo de Luis Carretero Nieva (1) quien, en la temprana fecha de 1917,
dio a las prensas su "La Cuestión Regional de Castilla la Vieja (El
regionalismo castellano)" y que él mismo, socialista de la primera
hora, tomó el relevo paterno y ya en el exilio mexicano fundó con otros
republicanos españoles de las diversas nacionalidades ibéricas la
modélica revista LAS ESPAÑAS en la que escribió asiduamente su buen amigo
el soriano Mariano Granados Aguirre (otro ilustre desconocido). El catalán
Bosch Gimpera saludaba por aquellos años con alborozo la aparición de
libros como Las nacionalidades españolas, del propio Carretero o España
y las españas de Mariano Granados). Después, a lo largo de toda su
larga vida, Anselmo Carretero, en el exilio y ya en nuestro país, rompió
lanzas por las viejas ideas que defendieran un tropel de intelectuales
castellanos a lo largo del siglo (Quintanilla, Carral, Lecea, el soriano
Tudela, etc.). Paradojas de la historia: persona relevante dentro del PSOE
del exilio, tuvo que presenciar sin embargo cómo sus tesis eran
sistemáticamente arrumbadas y ninguneadas por los nuevos socialistas de la
hora, inesperadamente acomodaticios a cualquier "status quo"...
Harán ya unos buenos
diez años tuve mi última entrevista con don Anselmo, cuyo ejemplo no he
dejado de tener presente durante todos estos años y de cuya obra no he
dejado de hacer mención en todos los libros que he escrito. Me recibió en
su madrileña casa de La Castellana (!) y delante de un café mexicano que
nos preparó su cónyugue departimos de las cosas de Castilla, de lo
nuestro. Yo estaba a punto de entrar en política por enésima y última
vez y el me disuadió, lo recuerdo. Y también que me atreví a criticar su
militancia socialista, sobre todo a la luz de los numerosos escándalos y
corruptelas que ya entonces se conocían.
No
creía, y así me lo dijo, don Anselmo, en la política nacionalista y
pensaba que nuestro intento fracasaría, como así fue. Me ponía como
ejemplo a Cataluña, donde toda la clase política e intelectual (salvo
excepciones) es intrínsecamente catalanista, aunque milite en partidos de
corte estatal (caso del PSC). El hecho diferencial estaba allí asumido e
interiorizado, pero eso no pasaba en Castilla, ya entonces embutida en el
ente mixto actual con León, pese a las protestas encendidas de leoneses y
segovianos (cántabros y riojanos tuvieron más suerte: escaparon de la
quema)...
Leo en el periódico
de hoy que los castellanoleoneses son los Ciudadanos de una tierra
desconocida y, salvo el caso paradigmático de Madrid (Rompeolas de
las Españas, que diría Machado) y el insólito de Valencia, somos la
comunidad con menor arraigo autonómico de las de España. Y eso después de
casi veinte años de matraca institucional y mediática...
Mientras tanto, allá
en Centroamérica, ha muerto un segoviano universal, que tantas y tan buenas
palabras tuvo para Soria y que con tanto interés y minuciosidad estudió
nuestra historia y nuestras instituciones vernáculas.
La verdadera
Castilla no es la meseta o estepa horizontal y monótona, sino una tierra
primordialmente montañosa y serrana, quebrada y diversa, forestal y
pastoril. El país que en los viejos romances se canta como "Castilla
la gentil".
(Anselmo Carretero
Jiménez," La personalidad de Castilla en el conjunto de los pueblos
hispánicos").
Hoy más que nunca esa
Castilla Gentil es ya patrimonio de unos pocos y, como proyecto
histórico, tan irredenta como el sebastianismo portugués.
Causa perdida, por
tanto. Pero ¿Acaso un verdadero caballero puede consagrarse a defender
otra?
(1) Parte al menos de
este libro fundacional lo escribió Luis Carretero en tierras sorianas,
concretamente en Tarancueña, donde un mural cerámico recuerda el hecho.
Inocente y Paulino García de Andrés sabrán más de esto.
© Antonio
Ruiz Vega,
2002
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