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CUIXART
CURSO FENOSA 2002
A CORUÑA
CUIXART
(pulsar para ampliar)
Obra de
Modest Cuixart y comentarios en nuestra Galería Virtual
En julio de 2002, Modest Cuixart estuvo en A Coruña para dar un curso de
pintura durante los primeros quince días de aquel mes. Se encontró con una
habitación de hotel asomada a la playa de Riazor y con una vieja nave
industrial donde iban a trabajar veinte artistas jóvenes que esperaban
atentos sus consejos. El milagro de la comunicación fue instantáneo y
aquel grupo de chicos y chicas que bordeaban los treinta años, por arriba
y por abajo, hicieron honor al nombre del curso, Taller Unión Fenosa,
porqué se unieron en cuerpo y alma en su pasión por el arte. Cuixart les
explicó anécdotas de su vida, pensamientos obsesivos sobre la pintura y
algunas recetas para problemas concretos de técnica que aún no habían
resuelto. Se lo agradecieron cantando canciones gallegas alrededor de una
"queimada", en pleno mediodía de julio, con una euforia de amistad recién
nacida. De aquellos días queda el testimonio callado de una obra conjunta
que ya forma parte de la colección del MACUF (Museo de Arte Contemporáneo
de Unión Fenosa) y ganas de volverse a ver.
A Sebas Anxo le elogió el demonio que encontró en sus collages; a Sabela,
la estructura mental de sus cuadros; a Carolina, la sensibilidad de su
paisaje imaginado por la realidad; a Edmundo, la fecundidad de sus
pinceles; a Manuel de la Rosa, su creatividad presocrática; a Platis, la
palabra de su línea; a Santiago, el detalle de su idea; a Xaquín su
valentía ante el lienzo o el papel; a Montse Neira, la delicadeza segura
de su cálculo; a Eusebio, el fondo que había en sus materias; a Fina, la
poesía de su gesto; a Mercedes, sus trazos alegres y azules como sus ojos;
a Mónica, su búsqueda en las transparencias; a Berta, la sutilidad pensada
de sus obras; a Samuel, la seguridad de su provocación; a Sonia, el
diálogo que establecen sus colores; a lrene, el mundo que quiere sugerir;
a Yolanda, su digestión del retrato; a Elisa, su fantasía barroca; y a
Nuria, la inquietud del experimento.
Intercambiaron lo más importante: la energía del pasado y del futuro a
manos llenas, con el corazón abierto. Y ahora la quieren ofrecer a los
visitantes de la galería Arco Romano, en Medinaceli, un símbolo del arte y
del tiempo en el punto más equidistante entre Galicia y el Ampurdán, entre
la sabiduría y la juventud.
MÓNICA PAGÉS I SANTACANA
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