Manuel Castelló

artículo

La música del maestro Manuel Castelló dedicada a Soria, Machado y Bernabé Herrero

 

Hemos de confesar que nos resultaba difícil escribir sobre estas obras musicales que ahora comentaremos y sobre al autor de ellas, don Manuel Castelló Rizo, sin escuchar la música, incluso escuchándola, pues resulta complicado escribir sobre música, no obstante, en este caso, se trata más de aquello que ha inspirado estas piezas, que de la música en sí.

El maestro Castelló, residente en Agost (Alicante), no nos había hecho llegar todavía alguna grabación que pudiera situarme. Pero tengo la suerte de ser vecina de don Santiago Cabrerizo, músico hasta su jubilación, melómano y educadísima persona, además de amigo de don Manuel. Así que sólo tuve que subir un tramo de escaleras para ver si, por casualidad, él tenía algo grabado de su amigo. Y no por casualidad, si no porque don Santiago tiene toda su música, a la que ama, clasificada y hasta introducida en una base de datos, es por lo que en este momento estoy escribiendo mientras escucho “Álamos dorados”, pasodoble de concierto compuesto por Manuel Castelló Rizo, inspirado en esos álamos que bordean el río Duero y que ya cantara el poeta Antonio Machado. Está interpretada esta pieza por la Banda del Centro Artístico Cultural “Verge de la Pau” de Agost, dirigida, también, por don Manuel Castelló.

El hecho es que Soria parecía destinada a inspirar a poetas, pintores y escritores desde siempre, pero los compositores musicales se mostraban reacios a convertir esta ciudad, esta provincia, en musa, hasta que un alicantino como Manuel Castelló, vinculado a Soria por matrimonio con María Ascensión Gómara, se fijó en ella y ha compuesto, entre otras muchas piezas que diremos, una suite sinfónica que lleva el nombre de ARÉVACOS, presentada, en el año 2002, en el Aula Magna Tirso de Molina, y que al parecer, y desde entonces, no ha vuelto a tener eco ni seguimiento en los medios informativos y culturales.

Fue por mediación de doña Inés Tudela que llegó a nuestros oídos este evento cultural, porque, entre esas composiciones, había dos poemas de su tío, don Bernabé Herrero Zardoya, musicados.

Nos pusimos en contacto con el compositor y con premura recibimos unos folios donde nos da a conocer su obra. La partitura que aparece reproducida en este trabajo nos la ha prestado también don Santiago Cabrerizo, y corresponde a un texto de Antonio Machado: “He vuelto a ver los álamos dorados/álamos del camino...”.

Don Manuel Castelló Rizo reside en Alicante y allí dirige la Banda de Música del Centro Artístico Cultural “Verge de la Pau”, de Agost (Alicante) es, además trompa en la Municipal de Alicante. Su relación con Soria comenzó en los años sesenta cuando, perteneciendo a la Banda del Ministerio del Ejército, acudieron a las fiestas de San Saturio. Entonces conoció a la que luego sería su esposa. Perteneció durante un tiempo a la Banda Municipal de Bilbao y a la Orquesta Sinfónica de esa misma ciudad.

Su hija se dedica a la Música, es licenciada en Musicología y destacada flautista. Todos los años pasan una larga temporada en esta ciudad que tanto inspira al maestro Castelló.

La obra

ARÉVACOS, es una suite sinfónica dedicada a las tribus que habitaron la actual provincia de Soria, en los yacimientos de Numancia, Termes y Uxama. Se divide en cuatro tiempos o partes. Pero nada mejor que seguir, textualmente, el libreto donde el autor explica su obra, cuya partitura original lleva esta dedicatoria:

“A Soria, a los sorianos y a todos los que como los antiguos arévacos han sentido en su rostro el soplo helado del “zirzus” y en su corazón, el fuego de inmenso amor a la tierra”.

El I tiempo lleva por título “La Aurora”: “Los cuernos de caza anuncian un nuevo día. La aurora extiende sus largos dedos rosa agarrándose a picachos y roquedas enseñoreándose suavemente de los montes. Los pájaros inician su saludo matinal con trinos y gorjeos mientras los primeros rayos de sol van mostrando los distintos matices de la inmensa masa boscosa. Poco a poco el astro rey emerge con toda su plenitud llenándolo todo de luz, color y vida”.  Está inspirada en un amanecer en Urbión.

El II tiempo, “La copa de las truchas”, está así explicado: “Sabido es que los fenicios nos enseñaron a los ibéricos el modelado del barro, mientras que los griegos hicieron lo propio con el alicatado de las piezas. La música intenta describir a un alfarero observando las truchas del río Duero para después plasmarlas en una copa; la copa que hoy se conserva en el Museo Numantino. Para conseguirlo hago uso del método dórico dado que el modo dórico era de entre todos los modos griegos el que más se prestaba al recogimiento, la paz, el sosiego y el arte”.

“El plenilunio (los adoradores de la luna)” es el título del III tiempo. “Como es bien conocido los arévacos adoraban, entre otros muchos ídolos, a los astros. Este movimiento es una ruda danza ritual en un claro del bosque una noche de luna llena”.

Y por último, el IV tiempo lleva por título “Tres ciudades”, en referencia a las más importantes ciudades excavadas hasta la fecha, de la provincia de Soria, Termes, Uxama y Numancia. “Este tiempo está inspirado en los versos que sirven de prólogo a la maravillosa recreación que hace Juan José Peracho de la gesta numantina en su libro Numancia (el año que no vinieron las golondrinas). Los versos, firmados por Juan Largo, dicen así:

 Venían temblando la tierra venían galopando resollando
con la furia y la fiebre de la guerra
sus caballos
los soldados refulgor afilado acerado
tromba de armas y de cascos y de sed de escarnio
el brillo agudo en los ojos
el sudor del campo de agosto
punzándoles la rabia contra la tierra
a los lejos se veía
su estruendo de ciudades y de poder
pisando nuestra libertad
en la guerra.

Este poema heroico comienza con unas llamadas de trompa y percusión aprestando a los arévacos a la defensa de sus ciudades amenazadas por los romanos. Los temas marciales romanos y arévacos se alternan y a veces se juntan como en una batalla. Un tema central interpretado por los instrumentos graves refleja el vaticinio del sabio druida que anuncia la destrucción total de las ciudades arévacas. La elegía final, a modo de canto fúnebre, termina con un acorde fortísimo que refleja las palabras del cronista romano narrando la autoinmolación del último soldado numantino ante el senado romano”.

Esta obra fue estrenada por la Banda Sinfónica de Madrid, bajo la dirección del maestro Enrique García Asensio, en el Palacio de la Audiencia de Soria, durante el Otoño Musical Soriano del año 2002.

La suite sinfónica de ARÉVACOS servirá como obra de obligada interpretación para bandas de 70 plazas, en los certámenes de Alicante, Valencia y Castellón en su edición del año 2004.

PAISAJE SORIANO, es una suite descriptiva sobre tres enclaves de la provincia: I San Pedro de Osma, la cual, según palabras de Castelló, surgió “de la impresión que me causó la tumba del Santo en la Catedral de El Burgo de Osma”. La II parte está inspirada en un paseo por el sabinar de Calatañazor a Ucero, y lleva por título “El Sabinar”. Y la III, “La fortaleza de Gormaz”, se debe, al igual que las anteriores, al impacto que sobre el compositor causó ese enorme castillo dominando el Duero, testigo de luchas, con sus puertas califales indicando quiénes fueron sus constructores. Esta obra se encuentra sin estrenar a la espera “de que las autoridades de Soria me avisen pues tengo ilusión de que la primera audición sea en Soria”.

YA SE VAN LOS PASTORES, popular canción de la Sierra soriana, es una composición para tenor y orquesta, estrenada en su día en el Aula Magna Tirso de Molina, bajo su dirección.

A ORILLAS DEL DUERO sirvió para el estreno como compositor de Manuel Castelló. Está soportado sobre el VIII poema de Antonio Machado, de su libro CAMPOS DE SORIA. Fue, asimismo, estrenada en el Aula Magna Tirso de Molina, bajo su dirección, en una de las entregas de los premios de poesía Leonor y Gerardo Diego.

 

  He vuelto a ver los álamos dorados,
  álamos del camino en la ribera
  del Duero, entre San Polo y San Saturio,
  tras las murallas viejas
  de Soria –barbacana
  hacia Aragón, en castellana tierra-.

  Estos chopos del río, que acompañan
  con el sonido de sus hojas secas
  el son del agua, cuando el viento sopla,
  tienen en sus cortezas
  grabadas iniciales que son nombres
  de enamorados, cifras que son fechas....

 

 El mismo soporte literario que la anterior composición sostiene el pasodoble de concierto ÁLAMOS DORADOS, dedicado a su esposa María Ascensión.

 Otro pasodoble de concierto es el titulado ECOS DE URBION, sobre temas de folklore soriano. Fue estrenado por la Banda Municipal de Música de Soria e interpretado por otras bandas, una de ellas la de Granada, en el Teatro Reina Isabel, y la de Valencia, en el Palau de la Música.

 El tercer pasodoble de concierto se titula LOS COLORES DEL OTOÑO, inspirado en esos ocres múltiples e increíbles con que se visten todos los árboles de la provincia de Soria a partir de octubre.

 He dejado para el final dos composiciones emocionantes. Se trata de la musicación de dos poemas de Bernabé Herrero Zardoya, CARRETERA DE LA ERMITA y ¡QUIERO VIVIR AQUÍ!, ambos para tenor y orquesta de cámara. El propio compositor explica los motivos que le llevaron a ponerles música: “Estas dos composiciones las quiero mucho pues corresponden, la primera, a un texto que leí en un periódico de Soria “Hogar y Pueblo” hace muchos años y cuyos versos me aprendí enseguida de memoria y dichos versos me incitaron a conocer Soria y la carretera entre San Polo y San Saturio, lugar que guardo en lo más profundo de mi corazón”.

Bernabé Herrero Ha sido don Bernabé Herrero, junto con su cuñado don José Tudela, personajes favoritos de nuestra web. En ella nos hemos ocupado de su obra y estamos en estas fechas recopilando la bibliografía de ambos. Bernabé Herrero Zardoya, hermano de la esposa de José Tudela de la Orden, Cecilia, nació en Soria en 1903. Formó parte de un grupo de sorianos inquietos, intelectuales, que hicieron de esta provincia, sobre todo de la capital, un lugar culto y habitable, allá por los años veinte y primeros treinta. Bernabé fue amigo íntimo del poeta cántabro Gerardo Diego, y en su casa de Francia residió los primeros tiempos del exilio. Murió, lejos de su tierra, en Dax, en 1957, a la temprana edad de 54 años.

 Esperamos y deseamos que estas piezas musicales sean algún día publicadas a fin de que puedan llegar a todos los sorianos.

 Nosotras recordamos aquí los hermosos poemas de don Bernabé que inspiraron al maestro Castelló

 © Isabel Goig 2004

 

CARRETERA DE LA ERMITA ...

A Virgilio Soria

 

Carretera de la ermita.
La tarde de castidades
calma las viejas saudades
de la montaña eremita.
Un sol de noviembre excita
los fabulosos perfiles
de aquellas manchas añiles
que en la sierra de Santa Ana
vierten el aria hospiciana
de la cumbre a los pretiles.

El color enuncia todo
y el panorama contrista;
brusco aparece a la vista
y se pierde de igual modo
el violeta recodo
del camino, azul marino
de la sierra y pergamino
de la falda roturada.
Es la hora consumada
del saludo vespertino.

Color gris y color perla
pinta el crepúsculo ahora
y para gozar la hora
es preciso sorprenderla,
sorprenderla y recogerla
al pie de la sierra augusta
que afirma la extensión justa
de este soriano contorno.
Y luego para el retorno
guardar la copla robusta.

Se acromatiza el paisaje
y desciendo el cielo luego.
Un bronce dorado al fuego
amarillea el ramaje.
De las aguas el lenguaje
desciende también el tono.
Queda en perdido abandono
el Santo, su perfil huye
... pero una luz restituye
la nobleza del Patrono.

Del libro “Tonadas del Camino”, 1926.

QUIERO VIVIR AQUI...

A Jorge Guillén

 

QUIERO vivir aquí. Nada más quiero
este infinito azul que me acompañe.
Quiero que mi alma –triste ya- se bañe
en las sonoras márgenes del Duero.

Quiero solo la luz, la línea invicta
de la llanura que se va tan lejos.
Solo quieren mis ojos tus espejos,
agua que tiernas efusiones dicta.

Y llegado el caer, que tú me ampares,
caridad de los olmos ribereños,
testigos de recónditos azares.

Olmos verdes en vegas amarillas.
Cuánto sabéis de enamorados sueños
tejidos en la paz de las orillas!

Del libro “Letrillas castellanas”, 1934.

 

Antonio Machado
Bernabé Herrero 

Manuel Castelló 

SUMARIO

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