entrevista
Pedro
Sanz, un *breto romántico
Pedro
Sanz es, desde el inicio de
la aventura literaria que fue el antiguo Un Rincón Del Patio, otro de nuestros queridos y fieles escritores de
estos Senderos Imaginados.
Pedro es grandote,
de Covaleda; tiene una imagen de ogro amable y es un excelente
conversador. Y aunque él no lo sepa, sus alumnos (porque es maestro) y
lectores hemos descubierto que tiene un corazón romántico. Quizá a sus
pequeños monstruos les falte un poco de ternura y quizá, también,
la mirada un poco más comprensiva de su creador... pero el hálito que
hace pasar sus páginas nos devuelve parte de la primigenia esencia del romanticismo.
Como autor cuenta
con una buena enramada de cuentos para todos los gustos, cuatro novelas ya
publicadas: La Fórmula esenia, Muerte a mano airada, , amén de un montón de historias variopintas que pululan
por sus archivos de las que Cinco cuentos vividos (recuerdos de
Guinea) pronto verán la luz en un próximo manual; uno de ellos : Las
chicas de Ilale ha sido seleccionado y publicado por la editorial
Hatier (Paris) dentro de una colección de relatos africanos.
Recién estrenado 2002, aparece el último libro de Pedro Sanz,
Sucesos de la Guerra de África, en
la colección COSAS DE SORIA, el relato
que le toca más de cerca por ser de la tierra: la historia vivida y
manuscrita de un soriano que anduvo perdido en la guerra de Marruecos
allá por el año 1860 y que salvó el pellejo de milagro: su bisabuelo
Clemente Borobio.
Todo empezó cuando
se decidió a colgar unos cuentos en la red para predicar con el ejemplo,
como manda el ser un buen maestro, ya que es profesor de literatura en un
instituto de L'Hospitalet en Barcelona, y no ha parado hasta publicar su
primera novela internáutica: Yo, el verdugo que tiene por
protagonista a un soriano montenegrino y está ambientada en la época
inquisitorial (Logroño, 1610) de cuando andaban a la quema de brujas por
las cuevas de Zugarramurdi.
Y en esto que
pareció su primera novela juvenil.
Háblanos de esta
primera experiencia, llamada La fórmula esenia.
Esta novela es fruto
de un empeño personal por traer a la lectura a aquellos chavales que
habitualmente no leen. Y para ello me reinventé ese mundo mágico que nos
proporciona Internet, como es el poder viajar a través del tiempo como si
se tratara de una realidad (virtual) histórica que tanto apasiona a
nuestros jóvenes. El truco fue diseñar un juego de rol –tan de moda
entonces- que le llega a un chico por el correo electrónico, y a partir
de ahí decide investigar y participar en él "a ver qué pasa".
La historia se dispara cuando aparecen amenazas, persecuciones, caballeros
templarios, viajes a Jerusalén, esoterismo, encuentro misterioso en el
antiguo monasterio del Cañón del Río Lobos... En ese "marco
incomparable" que dicen los locutores tratan de comprobar el poder
mágico de una fórmula ancestral (la esenia) traída por
unos supuestos peregrinos; luego vendrá la venganza, etc., porque aquí
hay de todo. Se asemeja a una novela de aventuras paralelas: a los
chavales estos temas les apasionan.
Me parece Pedro,
que éste web tiene mucho que ver con tu reencuentro literario con Soria
¿me equivoco?
Soria, los recuerdos
vividos, lo que te queda en los ojos cuando estás lejos... Soria es
literatura: estoy harto de oírselo decir a mis colegas cuando la visitan,
aunque más de un soriano no piense lo mismo por el mero hecho de vivir
"dentro" de ella; lo sé; pero eso no significa nada. Es cierto
que Soria me cala hondo y me interesa, y la cultivo con esmero. Soy
proselitista en la medida que puedo. Y lo que rodea a Covaleda me motiva
más todavía, me provoca el escribir en prosa, en verso, en lo que sea.
De Soria me interesa todo: su cultura, su historia, sus piedras y sus
gentes. Y su porvenir.
¿Qué supuso
para ti participar y ganar el I Premio de Narrativa Soriana "Gervasio
Manrique"?
Ésta pregunta es
una diana certera en mi autoestima (espero que no se me vea como un
insoportable chauvinista, por favor) porque la idea promovida por vosotros
(Antonio Ruiz, Isabel Goig, tú misma y el grupo de amigos intrépidos que
andáis en ello) de crear un premio que sacara a la luz escritores de la
tierra me pareció, simplemente, genial y arriesgada, porque era romper
ese diletantismo espurio de no querer entrar a valorar lo propio por
fomentar lo foráneo. En este sentido sois los mejores: Antonio está
harto de denunciarlo en la revista Abanco y yo de leerlo. Me lo dijo
Sánchez Dragó en un momento de vinos la misma noche del evento:
"Mira, Pedro, dar un premio a un soriano como tú es como dármelo a
mí mismo". Me pareció de perlas, y que yo ganara el primer premio
pues confirma lo que pienso, al margen de que se me pueda tachar de
oportunista interesado, que no lo soy: el premio me halagó, y mucho.
Muerte a mano airada
(leyenda del tío Melitón) entronca con uno de nuestros "géneros
románticos" por excelencia (el otro sería la guerra civil
española): el bandolerismo. Melitón pertenece a esa saga de raíz
hispánica que dejó sembrado de lobishomes nuestro panorama mitológico.
Cuéntanos cuándo y cómo se gesta y se pare un personaje como Melitón.
Pues fue en el
verano de 1999. Andaba por Covaleda, mi pueblo y el suyo, y tenía ganas
de hincarle el diente a esta historia que conocía de niño por relatos de
mi padre y abuelo, para darle un poco de forma literaria, atractiva, y que
no se perdiera como suele suceder con tantas otras leyendas. Me basé en
documentos auténticos que había investigado mi primo Víctor Algarabel,
y publicado un romance muy pomposo sobre el mismo tema. A partir de ahí,
mi amigo Melitón fue tomando forma: la del facineroso que no supo medir
el riesgo sabido de que quien la hace, la paga, que era la ley del monte
en 1850 cuando sucede la historia.
Sé que un
personaje como Melitón no puede atraer simpatías..., pero a mí me
quedó un pequeño resquemor cuando leí la novela y es que no me dejaste
en ningún momento ponerme un poco de su lado, ¿por qué la voz del
narrador no mostró una imparcialidad?
Tu crítica es
acertada porque eres una romántica empedernida, pero resulta demasiado
literaria, formal, para un relato de estas características. Me explico:
el narrador objetivo tendría más cabida si lo hiciera cualquier otro,
tú misma, tomando los hechos y enfocándolos con tu sabio hacer, dando
opción a que cada personaje fuera marcando su rumbo "maldito"
sin ideas preconcebidas. Pero yo no; desde los cinco años tengo muy claro
que "el Melintón" –como se dice en mi pueblo- era la
reencarnación del mal. Y no había opciones, no había tregua para su
felonía. Mi abuelo no se podía equivocar y mi padre mucho menos. Yo sé
que mi punto de vista es el que gusta a los que han leído el relato en
Covaleda y te voy a decir algo más: a mis paisanos no les parece bien que
"La Cabrejana" salga tan bien parada en él porque para ellos Francisca
García, la Cabrejana, -además de ser una forastera- era la mala
de verdad: Melitón, al fin y al cabo, un pobre hombre mal
aconsejado... Ya ves cómo varía el punto de vista según quien lo tome.
Por eso el narrador objetivo al que tú te refieres me queda un poco a
desmano, lo que no significa que los hechos que cuento sean absolutamente
ciertos. Y Melitón era culpable, de eso no hay vuelta de hoja.
Yo, el verdugo
es tu última novela que, de momento, será publicada sólo en
Internet. ¿Qué te decidió a dar el paso a una editorial virtual?
Si dijera que las
facilidades, sería lo cierto. Esta novela la escribí de un tirón fruto
de las lecturas sobre el mundo alucinante de las brujas en el que me
introdujo Sánchez Dragó cuando contaba sus viajes experimentales por el
norte. El tema apasiona en cuanto te metes en él con un poco de seriedad.
Cogí los bártulos, me fui a Zugarramurdi –viaje que aconsejo a
cualquiera que quiera gozar-, compré literatura de Caro Baroja, busqué
actas de la Inquisición, etc., y me puse a escribir. Es una novela
fácil, de lectura sugestiva. La acabé y me animaron a que la presentara.
Pasó un tiempo de reposo en que dudaba si dejarla o tomarla. Y al fin,
los de la editorial libroline.com me convencieron para que
se la enviara: y ahí está. Al ser una novela basada en hechos
históricos gusta por lo que tiene de verdad aunque parezcan increíbles.
El protagonista y punto de vista es lo novedoso en este caso: se trata de
un verdugo que está a punto de morir por la peste y recuerda el terrible
Auto de Fe que tuvo lugar en 1610, en Logroño. Él fue protagonista a la
fuerza, evidentemente. Pero pasados cuatro años de la quema se demostró
que todo había sido un burdo error y, claro está, ya era demasiado tarde
para remediar a los quemados... La última víctima de tanto daño fue el
propio verdugo.
El tema de esta
última novela es La Inquisición, sabemos que el tema brujeril no te es
ajeno, puesto que en Susana, la bruja de Barahona ya estás
en ello. ¿Este interés surge de alguna historia en particular o enlaza
con el que ya muestras en La Fórmula Esenia, por esas etapas
oscuras de nuestra historia?
Cuando escribí el
relato de Susana, la bruja de Barahona, ya tenía un cierto bagaje
literario sobre la Inquisición y su historia: digamos que me fue fácil
reconstruir la leyenda de esta bella "hechicera" de la que me
enamoré platónicamente. Mi interés general por el tema de las brujas es
algo que me viene dado por haber vivido durante algunos años en el País
Vasco, creo yo, donde la literatura brujeril es abundante, los lugares muy
conocidos, se festajan las fiestas de la Dama de Amboto, aparecen las
sorguiñas y sus pócimas, los akelarres... En fin: ese mundo esotérico
me atrae como le pasa a mucha gente que piensa que lo arcano es real y
trascendente, que forma parte de nuestro oscuro pasado, el más allá
mágico en el que muchos creen. Yo sólo escribo y leo.
Y por último
cuéntanos tus proyectos
Lo más inmediato
que tengo en la pantalla del ordenador son dos trabajos: uno acabado
(aunque sin pulir) que es la historia de un diablo: ASMODEO, el famoso Diablo
Cojuelo, que vuelve a la tierra después de largos siglos de silencio
y se encuentra con un chaval que lo libera, una vez más, de la sempiterna
redoma en que está cautivo a cambio de que le cuente su laaaaarga vida
(es eterna), las etapas y experiencias por las que ha pasado hasta llegar
a nuestros días. Y desde el Paraíso hasta hoy Asmodeo va haciendo un
repaso de sus momentos estelares. Trato de hacer un relato ameno, gracioso
e instructivo ("deleitar aprovechando" que decían los clásicos
del siglo XVI). Como ves, no dejo de moverme en los entornos de la
literatura juvenil, que es la que más me aprovecha.
Y otro proyecto,
apenas esbozado, es mi interés por los "maquis" –del que sé
que Isabel y tú estáis en ello-, un grupo de románticos, como bien
decías al comienzo, que se jugaron la piel por las sierras de Albarracín
(Teruel) y algunos la perdieron. Atañe a gente que me es conocida y por
eso quiero hacerlo bien. Estoy en fase de documentación.
Siempre tengo algo
entre manos. Y que no falte un buen libro que leer.
*breto es el
apodo con que se conoce a los habitantes de Covaleda. Algún día Pedro
nos explicará porqué, ¿verdad?.
Celia Duañez |